Miles de ecologistas de todo el continente planean reunirse en Washington, DC, mañana para iniciar una protesta de dos semanas contra el proyecto de construcción del oleoducto Keystone XL que llevaría petróleo de arenas alquitranadas desde Alberta, Canadá, hasta las refinerías de petróleo estadounidenses ubicadas en el Golfo de México. El enorme oleoducto cruzaría el río Yellowstone, así como el acuífero de Ogallala, el acuífero de agua dulce más grande en Estados Unidos. Los ecologistas planean hacer sentadas y otras formas de desobediencia civil frente a la Casa Blanca todos los días, con el fin de presionar al gobierno de Obama mientras decide si aprueba la construcción del oleoducto o no. Los partidarios de la construcción del oleoducto dicen que dicho emprendimiento va a crear unos 20.000 puestos de trabajo en el sector de la construcción y que la empresa que lo hará, TransCanada, ya firmó acuerdos para contratar a trabajadores de cuatro organizaciones sindicales internacionales si se aprueba el proyecto. El mes pasado, la Cámara de Representantes con mayoría republicana aprobó una medida que exige que haya una decisión sobre XL Keystone antes del 1 de noviembre. Mientras el gobierno de Obama enfrenta presiones del sector industrial por un lado, y continuas protestas populares por el otro, presentamos un debate entre Cindy Schild, gerente de problemas de refinado del Instituto Estadounidense del Petróleo, y Jane Kleeb, directora ejecutiva del grupo Bold Nebraska, uno de los grupos que participa de las protestas en Washington.