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Una comisión de bioética de la Casa Blanca ha revelado nuevos terroríficos detalles sobre los experimentos con enfermedades venéreas realizados entre los años 1946 y 1948 por funcionarios médicos estadounidenses, en los que se infectó deliberadamente con sífilis a trabajadores guatemaltecos del sexo, prisioneros, soldados y enfermos mentales con el fin de estudiar los efectos de la penicilina. La comisión concluyó que cerca de 5.500 guatemaltecos fueron sometidos a pruebas de diagnóstico —sin su consentimiento— y más de 1.300 fueron expuestos a las enfermedades venéreas por contacto o por inoculación. Al menos 83 personas murieron como resultado de la investigación llevada a cabo por Estados Unidos, que fue aprobada por el gobierno guatemalteco. El presidente Obama se ha disculpado por el programa, mientras que el presidente guatemalteco Álvaro Colom lo ha descrito como un “crimen contra la humanidad” y ordenó su propia investigación. Conversamos sobre los hallazgos de la comisión con uno de sus miembros, la Dra. Anita Allen, profesora de Derecho y Filosofía en la Facultad de Derecho de la Universidad de Pennsylvania. También hablamos con Piper Hendricks, una abogada estadounidense que colabora con abogados guatemaltecos en una demanda colectiva contra el gobierno de EE.UU. en nombre de 700 guatemaltecos que fueron infectados con sífilis sin saberlo. Desde que el caso fue presentado en marzo, una víctima falleció. “Esto es algo que sucedió hace muchos años y la gente está esperando desde hace décadas para que se haga justicia”, dice Hendricks. “Nos apremia el tiempo para hacer frente a las cosas horribles que esta gente vivió a finales de la década del 40.”