Mientras concluye en Chicago la cumbre más importante en la historia de la OTAN, presentamos un debate sobre si la alianza militar transatlántica debería seguir existiendo y sobre el acuerdo de transferir el control de Afganistán a las fuerzas de ese país el año que viene.”Cuando uno es un martillo, todo parece un clavo; cuando estás en una alianza militar, todos los problemas parecen necesitar una situación militar”, sostiene Phyllis Bennis, escritora y miembro del Instituto de Estudios Políticos. “La OTAN es un martillo gigante. Pero el problema es que Afganistán no es un clavo y Libia tampoco. Estos son problemas políticos que deben ser tratados políticamente. Al dar poder a una alianza militar, la OTAN debilita el objetivo de la Carta de las Naciones Unidas que habla de la importancia de las organizaciones regionales, en términos políticos, para la resolución no violenta de conflictos, de no poner tanta primacía y privilegio en instituciones militares regionales que en realidad reflejan la parte más poderosa del mundo”. En declaraciones en apoyo de la OTAN, Stan Sloan, analista de seguridad que hace 30 años trabaja en la CIA y ex especialista en el Servicio de Investigación del Congreso, responde: “Yo creo que tener aliados en esta alianza es bueno para los intereses de Estados Unidos, para el interés nacional. La OTAN siempre fue una alianza política. Creo que si los estados miembros consideran que la cooperación entre ellos es algo valioso e incluso necesario en caso de que tengan que usar la fuerza militar, van a seguir pensando que necesitamos la alianza”.
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