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El viernes, tres integrantes de la banda feminista de punk Pussy Riot fueron condenadas a dos años de cárcel por hacer una protesta pacífica contra el presidente ruso Vladimir Putin dentro de una iglesia
ortodoxa. El juez dictaminó que había sido una acción motivada por el odio religioso, rechazando el argumento de que se trataba de una protesta política. Apenas se dio a conocer el veredicto el viernes se realizaron manifestaciones de solidaridad en más de 60 ciudades del mundo, en lo que se constituyó en un día de acción global en apoyo a las artistas. El caso de Pussy Riot se percibe como una prueba de cuán lejos puede llegar Putin, durante su tercer período como presidente, en su represión de la disidencia. Se comunican con nosotros desde Moscú Alisa Obraztsova, miembro del equipo legal de Pussy Riot, y Pyotr Verzilov, el marido de Nadezhda Tolokonnikova, una de las integrantes encarceladas de la banda.