Estudiantes y graduados de la Universidad de Yale se están organizando contra la propuesta de establecer en su campus un centro de entrenamiento en técnicas de interrogación para miembros de las fuerzas de operaciones especiales. El centro sería financiado con una donación de 1,8 millones de dólares del Pentágono y podría estar en funcionamiento desde abril. Dicho centro, apodado como “centro de interrogaciones” por quienes lo critican, estaría ubicado en la Escuela de Medicina de Yale y funcionaría bajo la dirección de Charles Morgan, profesor de psiquiatría que ya ha realizado investigaciones sobre cómo detectar mentiras en las declaraciones de hombres árabes y musulmanes. Hablamos con dos estudiantes de la Universidad de Yale que han escrito conjuntamente una editorial titulada: “DoD Plans are Shortsighted, Unethical” (Los planes del Departamento de Defensa son cortos de vista y sin ética), y con Michael Siegel, graduado de la Escuela de Medicina de Yale en 1990 y profesor de Ciencias aplicadas a la salud comunitaria en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston. “Yale ha ido demasiado lejos con esto,” dice Siegel. “Usar la medicina y la investigación médica para ayudar a elaborar técnicas avanzadas de interrogación, o incluso si es sólo para tareas comunes de inteligencia como desarrollar técnicas de recolección de información y de interrogación, es hacer un uso inapropiado de la medicina. La práctica de la medicina tiene como fin mejorar la salud de las personas. Y una escuela de medicina no debería ser parte de ningún proceso de formación o investigación cuyo principal fin sea mejorar el desempeño militar.”