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En la isla puertorriqueña de Vieques, miles de personas conmemoraron el 10° aniversario desde que la Marina de EE.UU. dejó de usar su territorio como área de prueba de bombas. La Marina había utilizado casi tres cuartas partes de la isla para prácticas de bombardeo, ejercicios de guerra y como basurero para municiones viejas desde la década de 1940. Estos bombardeos se detuvieron gracias a una campaña de desobediencia civil no violenta, pero la isla sigue sufriendo. Al ritmo de limpieza actual, la Marina dice que llevará hasta el 2025 eliminar el daño ambiental dejado por más de 60 años de práctica militar. Un pescador encontró recientemente una bomba gigante sin explotar depositada en el fondo del mar. La isla, de aproximadamente 10.000 habitantes, también carece de un hospital que pueda tratar enfermedades como el asma y el cáncer, cuyo desarrollo puede ser atribuido a los bombardeos realizados. “Creemos que el ejército está realmente menos interesado en la limpieza de Vieques que en castigarnos de alguna manera por haber echado a la marina estadounidense en el año 2003”, afirma Robert Rabin, del Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques. “Este es un proceso que creemos se está llevando a cabo sin supervisión real y sin la participación genuina de la comunidad”. También hablamos sobre el tema con el representante José Serrano, de Nueva York, quien es de origen puertorriqueño.