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Mientras el dióxido de carbono en el aire llega a las 400 partes por millón por primera vez en la historia de la humanidad, algunas personas sostienen que el mejor modo de ocuparse del cambio climático es utilizar una controvertida práctica de la geoingeniería, la alteración deliberada del sistema ecológico y climático del planeta para contrarrestar los efectos del calentamiento global. Los partidarios de la geoingeniería promueven modos radicales de manipular el planeta, entre ellos la creación de volcanes para contaminar la atmósfera con partículas de azufre. Muchos científicos y ambientalistas plantearon su preocupación en torno a las tecnologías de la geoingeniería diseñadas para intervenir en el funcionamiento del sistema de la Tierra en su conjunto. Nos acompaña Clive Hamilton, profesor de ética pública en la universidad Charles Sturt en Canberra, Australia. El libro de Hamilton de reciente publicación, “Earthmasters: The Dawn of the Age of Climate Engineering” (Los dueños de la Tierra: el inicio de la era de la ingeniería climática), plantea argumentos a favor y en contra de la ingeniería climática y revela los intereses de investigadores, inversores de capitales de riesgo y grandes empresas que hay detrás de esto.
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