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Jerry Greenfield, co-fundador de la cadena de heladerías Ben & Jerry’s analiza la campaña realizada por su empresa para lograr una medida que obligue al etiquetado de los alimentos modificados genéticamente, que tuvo éxito en su estado natal de Vermont pero no logró ser aprobada el martes en el estado de Oregon, donde habían rebautizado uno de sus sabores de helado como “Brownie de la seguridad alimentaria”. “Estamos muy orgullosos de los ingredientes que usamos”, dice Greenfield. “Por eso me cuesta tanto entender que otras empresas alimenticias no quieran informar a los consumidores sobre lo que ponen en su comida”. Para fin de este año, Ben & Jerry’s planea completar su transición a una producción completamente libre de ingredientes genéticamente modificados. “La transición a una producción sin OGMs no va a aumentar ni un centavo el costo de venta del helado. De modo que sí es posible hacerlo”. También nos acompaña uno de los principales impulsores de la iniciativa aprobada en Hawai para suspender el cultivo de OGMs. “Esto va más allá del etiquetado”, dice el Dr. Lorrin Pang. “Para nosotros, se trata realmente de un problema de salud ambiental”.