Desde la publicación de los hallazgos del Senado a principios de este mes, la afirmación de que el único motivo del programa de tortura de la CIA era la autodefensa después de los atentados de 11/S ha sido virtualmente indiscutida. Casi nadie reconoció que el gobierno de George W. Bush también torturó a prisioneros con un objetivo muy distinto: extraer información que pudiera vincular a Al-Qaeda con Saddam Hussein y justificar la invasión a Irak. Si bien el informe del Senado y otros críticos afirman que la tortura produjo información falsa, ese podría haber sido uno de los objetivos del programa. Nos acompaña el coronel retirado Lawrence Wilkerson que fue jefe de personal del Secretario de Estado Colin Powell desde 2002 hasta 2005. Wilkerson contribuyó a preparar el tristemente célebre discurso que Powell emitió en febrero de 2003 ante la ONU, acusando erróneamente a Irak de poseer armas de destrucción masiva. La afirmación se basaba en parte en lo que dijo un prisionero mientras lo torturaban en Egipto, en nombre de la CIA; el prisionero más tarde se retractó de lo que había dicho. Wilkerson afirma que a partir de la primavera de 2002, un año antes de la guerra en Irak y solo meses después los atentados del 11/S, los interrogatorios del programa de tortura “tenían como objetivo conseguir información sobre los contactos entre Al-Qaeda y Bagdad y corroborarla, así como averiguar si estaba previsto otro ataque como el del 11/S. Me impactó descubrir que era probablemente el 50 por ciento del ímpetus”.