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La ocupación de Afganistán liderada por la OTAN y EE.UU. acaba de terminar formalmente su misión de combate de trece años. La medida deja a las fuerzas afganas a cargo de la seguridad, aunque más de diecisiete mil soldados extranjeros todavía permanecen allí. Esto incluye a más de diez mil soldados estadounidenses que seguirán en combate a pesar del cambio nominal. El mes pasado, el presidente Obama amplió en secreto el papel de EE.UU. en Afganistán, para garantizar que los soldados estadounidenses participen directamente con aviones, bombarderos y aviones no tripulados. La transición se produce tras el peor año en Afganistán desde 2001. De acuerdo a las Naciones Unidas, casi 3.200 civiles afganos fueron asesinados. Más de cinco mil miembros de las fuerzas de seguridad afganas también murieron, el mayor número de víctimas en trece años de lucha contra los talibanes. Nos acompañan dos invitados: Kathy Kelly, co coordinadora de la organización Voices for Creative Nonviolence, una campaña destinada a poner fin a la guerra militar y económica estadounidense, y Matthieu Aikins, periodista que trabaja en Kabul cuyo reciente informe para la revista Rolling Stone se titula “Afghanistan: The Making of a Narco State” (Afganistán: la creación de un narcoestado).