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En el cincuenta aniversario de la Feria Mundial realizada en 1964 en la ciudad de Nueva York, que convocó a 51 millones de visitantes en el término de dos años, analizamos la historia no contada de protestas multitudinarias que ponían de relieve la desigualdad racial y económica y exigían prácticas de contratación igualitarias en los eventos internacionales. “Vinieron 700 personas de todo el país y se sentaron en los pabellones, para expresar su deseo de que se aprobara el proyecto de ley de los derechos civiles; se veía a los miembros de las minorías trabajando en la Feria Mundial”, afirma Velma Hill, activista de larga trayectoria a favor de los derechos civiles y los derechos de los trabajadores. “Porque este mundo no es blanco. Es un mundo blanco, marrón y negro”. Ella y su esposo, Norman, fueron parte del Congreso de Igualdad Racial que organizó las manifestaciones. “Pensamos que era importante que comprendieran que no podía haber una concentración pacífica sin justicia económica ni representación igualitaria”, afirma Norman. Norman luego trabajó en AFL-CIO hasta que se convirtió en el presidente del Instituto A. Philip Randolpf. Velma continuó trabajando como asistente del presidente del Federación Unida de Docentes. En la actualidad están escribiendo una autobiografía sobre el amor y el activismo llamada “Climbing Up the Rough Side of the Mountain” (Subir por el lado escarpado de la montaña).