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Si bien Suecia es conocida como el lugar de nacimiento de Alfred Nobel, fundador del Premio de la Paz que lleva su nombre, muchos ignoran que además es uno de los fabricantes de armas más importante del mundo. Suecia es, de hecho, el tercer mayor exportador de armas per capita, después de Israel y Rusia. La empresa sueca Saab fabrica más del cincuenta por ciento de las armas que el país exporta. Aunque a menudo asume una posición neutral en conflictos internacionales y ofrece asistencia mediante misiones pacificadoras y ayuda a los extranjeros, el gobierno sueco sigue mandando equipamiento militar a regímenes acusados de violar los derechos humanos, entre ellos Arabia Saudita, Tailandia, Bahréin y Egipto. Hablamos con dos invitados: el pacifista Martin Smedjeback que estuvo en la cárcel tres veces por ingresar a las fábricas de armas y romper armas que se iban a exportar, y con Anna Ek, presidenta de Swedish Peace and Arbitration Society, la organización de paz más antigua del mundo. Ek sostiene que si bien Suecia firmó el Tratado sobre el Comercio de Armas a principios de este año, se resistió a incorporar cláusulas anti corrupción en las propias leyes del país.