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Mientras seguimos analizando el desarrollo de los acontecimientos desde el trágico ataque de un policía blanco a Michael Brown, un joven desarmado de origen afroestadounidense, hablamos con john a. powell, profesor de derecho, estudios afroestadounidenses y estudios étnicos de la Universidad de California, Berkeley, además de director del Instituto Hass para una Sociedad Justa e Inclusiva. “La comunidad negra tiende a estar sobre controlada y subprotegida”, afirma powell. “Ese es un problema muy grave”.
Transcripción
AMY GOODMAN: Nos comunicamos ahora con john a. powell que se encuentra en Detroit. john a. powell es profesor de derecho, estudios afroestadounidenses y estudios étnicos en la Universidad de California, Berkeley. También es director del Instituto Hass para una Sociedad Justa e Inclusiva. Profesor powell, bienvenido a Democracy Now! Ha estado escuchando nuestra transmisión desde las calles de Ferguson, Missouri. En primer lugar, quisiera saber cuáles son sus pensamientos sobre el tema.
john a. powell: Bueno, antes que nada, supongo que mi primer pensamiento es solamente sentir mis condolencias y un profundo dolor por la familia y la comunidad. Sé que es una situación difícil, pero también se trata de una situación que surge con demasiada frecuencia, y, a nivel general, aún no hemos aprendido cómo hacerle frente. Usted mencionaba recién lo de la Comisión Kerner, de hace 50 años, y todavía estamos lidiando con los mismos problemas, en parte porque estamos esquivando el problema de fondo. Evitamos referirnos a la estructura. Evitamos referirnos al sistema. Evitamos referirnos a esa especie de continuo abandono en el que viven las personas pobres de color en todo el país. Y además, por supuesto, la policía no vive con la gente en sus comunidades. La policía no conoce a la gente. La Comisión Kerner observó esto en 1968, vió que parte del problema era que la policía no tenía una relación real con la comunidad, una relación de confianza con la comunidad. La comunidad negra suele estar sobre controlada por la policía y a la vez subprotegida. Y entonces, sucede que ahora, en muchos ámbitos, la preocupación es cómo proteger a la gente que está allí con armas de fuego y con tanques, en lugar de cómo proteger a las personas que viven allí. Ese es un problema. Es un problema muy serio.
AMY GOODMAN: Usted ha estado en muchas comunidades que vivieron situaciones de abuso de la fuerza por parte de la policia, y viene analizando estos temas hace décadas. Cuéntenos qué ha descubierto.
john a. powell: Bueno pues, una de los aprendizajes más importantes es comprender la relación entre la policía —o en este caso, el ejército, ya que también ha participado la Guardia Nacional— y la comunidad. ¿Hay una relación de confianza? Pensemos en cómo fue lo del huracán Katrina. Fue un tipo de tragedia diferente. Y aún así fue una tragedia fuertemente racializada, aunque no se tratara en sí de un caso de abuso policial. Cuando se quebraron los diques en Nueva Orleans, el ejército fue enviado a la zona. Entraron con armas y tanques apuntándole a la gente, en su mayoría negra, que estaba en estado de shock. Y recién cuando entró el general Honoré, que también es afroestadounidense, que dijo, básicamente: “Bajen sus armas. Estos son ciudadanos estadounidenses”. Él reconoció la humanidad de la gente de allí. Y muchas veces eso sucede, la gente que está allí está sufriendo, y no se reconoce su humanidad. Entonces, ese es un tema recurrente, vuelve a pasar una y otra vez. Se envía a la policía a un sitio. Tienen miedo, lo podemos entender. Aunque tienen armas y tanques, igual tienen miedo. Tenemos toda esta cuestión de los llamados “sesgos implícitos.” En este país, como tú mencionabas, Amy, las diferencias en el trato, la importancia que tiene la raza. Afortunadamente, ahora tenemos una manera de comprobar, en cierta medida, las representaciones que tiene la gente estadounidense sobre la raza. Y es un método empírico, o sea que no tenemos que salir a preguntarle a la gente qué piensan y grabar su opinión elaborada; directamente podemos ver cómo actúan. Y Estados Unidos es un país muy racializado, y muchos policías tienen miedo de la gente negra, y mucha gente negra tiene miedo de la policía. Pero la policía tiene armas y tanques, y el respaldo de la ley. De modo que sí, he visto muchas veces este tipo de cosas. Hace cuatro años, yo estaba en Detroit, cuando hubo una gran revuelta, aquí en Detroit, y vi los tanques andar por las calles. Y a través de los años, he tenido la oportunidad de abordar estas cuestiones como investigador académico. Y si bien han cambiado las cosas, los cimientos sobre los que se asienta la tensión entre la policía y la comunidad siguen siendo los mismos.
AMY GOODMAN: Es interesante que haya mencionado al general Honoré, a quien he visto recién, hablando desde Baton Rouge, en Louisiana, criticando, de hecho, la forma en que se han manejado las cosas en Ferguson después de la muerte de Michael Brown. Dijo que la policía fue preparada como para un ataque, en lugar de, bueno, habló sobre formas de control de disturbios. Por supuesto, él apoyó el envío de la Guardia Nacional al lugar, habló de la escuela de policía militar que está ahí mismo en Missouri. Pero usted también ha analizado lo de Florida, lo sucedido con el asesinato de Trayvon Martin y los aprendizajes que deja. Profesor Powell, ¿cree que los medios de comunicación estarían prestando atención ahora a lo de Ferguson, más de una semana después del asesinato de Michael Brown, si no fuera porque sigue habiendo manifestaciones de protesta en las calles?
john a. Powell: Probablemente no. Hemos visto muchos casos de jóvenes negros o jóvenes latinos asesinados o maltratados, y sólo cuando hay un estallido social es que el país le presta atención a esas cosas. Y realmente, sólo se le presta atención al estallido, durante los momentos de conflicto. Luego la tensión se va a otra parte. Vimos lo que pasó en Nueva York, donde muchas mujeres negras eran asesinadas, violadas y asesinadas, y eso no salía en las noticias. Luego sucedió el famoso caso de violación en Central Park cuya víctima fue una mujer blanca, y salió en todas partes. Pero, más o menos por esos días, también había sido violada y asesinada una mujer negra, que no salió en las noticias. Así que no pues, la vida de la gente negra en Estados Unidos no tiene el mismo valor que la vida de la gente blanca. Y no es…
AMY GOODMAN: Y, por supuesto, en ese caso que usted está mencionando, el caso de la corredora de Central Park, arrestaron a unos jóvenes, adolescentes, unos jóvenes adolescentes que pasaron años en la cárcel, y finalmente fueron exonerados, y hace poco lograron algo así como un acuerdo de multimillonario con el gobierno de la Ciudad de Nueva York. Pero cumplieron su condena completa en la cárcel, hasta que se descubrió que no eran; obtuvieron 40 millones de dólares hace unos meses.
John a. powell: Bueno, así es. Y una de las cosas que esto muestra es que, bueno, cualquier vida, todas las vidas deben ser respetadas. No estoy queriendo poner la vida de la gente negra por sobre la vida de la gente blanca. Lo que estoy tratando de decir es que todas las vidas, sea gente negra o blanca, sea gente palestina o gente judía, todas las vidas deben ser respetadas. Pero la historia de este país muestra que no sólo la policía, sino también el Estado, las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley, no respetan la vida de la gente negra. Y han mostrado esa falta de respeto de mil maneras. Y la cuestión es que la policía es sólo una expresión de eso. Y como decía, podemos medir eso ahora. No se trata simplemente de preguntarle a la gente. No se trata de decir: “¿Es racista este país?” o incluso: “¿Es racista la policía?” Vivimos en un sistema en el que la vida de la gente negra está devaluada. Y eso se refleja en nuestras escuelas, se refleja en nuestras políticas fiscales. Así que cuando la vida de una persona blanca se ve amenazada, y se ha hecho un gran estudio sobre esto, la investigación de Baldus, sobre lo que sucede cuando una persona blanca es asesinado por un negro. Y cómo el sistema responde de manera muy diferente cuando una persona negra es asesinado por una persona blanca. Y esta investigación llegó a la Corte Suprema, se hizo muy famoso, se realizó en Georgia, analizando las condenas de muerte, mostrando que si una persona negra mata a una persona blanca, el sistema —el sistema, no la gente individual— responde de manera totalmente diferente, o sea, responde mucho más rápido y es más probable que se dé una condena. En algunos casos, incluso condena por demás. De modo que sí, el país tiene estas diferenciaciones fundamentales. Ahora bien, antes mencionabas las actitudes de la gente blanca y de la gente negra ante lo que está pasando ahora. La realidad es que vivimos en una sociedad segregada. Así que si algo sucede en la comunidad negra, la gente blanca realmente no se entera. Ellos no viven ahí. Sólo saben lo que leen en el periódico. No están ahí. Físicamente, no están presentes en la comunidad negra. Y eso también es interesante, si viviéramos en un país donde la raza no fuera tan importante, ¿por qué habríamos de tener divisiones tan grandes en términos de actitudes raciales ante un hecho? Eso, en sí mismo, dice que algo pasa.
AMY GOODMAN: Profesor Powell, usted da un curso dedicado totalmente al caso de Dred Scott. Él está enterrado ahí por la calle Florissant. Todo el país ha escuchado hablar de Florissant, porque se están difundiendo las protestas que suceden ahora allí. El cementerio donde está enterrado, llamado el Calvario, está en la misma calle donde se están realizando estas protestas. Dred Soctt fue a juicio en St. Louis. ¿Puede explicarnos la importancia de este caso, que se conoce como el caso más infame en la historia de la Corte Suprema, en el que estos nueve jueces, varios de los cuales poseían esclavos en sus familias, dictaminaron que los afroestadounidenses no podían ser ciudadanos de Estados Unidos?
john a. powell: Ese fue un caso muy importante. Hay quienes creen que aceleró la guerra civil. En muchos aspectos, posibilitó que tuviéramos las enmiendas de la guerra civil, como la 13va Enmienda, que afirmaba poner fin a la esclavitud. En realidad no lo hacía, porque si miramos bien la 13va Enmienda, allí dice: “La esclavitud y la servidumbre involuntaria no existirán en el territorio de Estados Unidos, excepto”, —y lo que dice después del “excepto” es, cuando alguien es arrestado y juzgado. Entonces, en cierto modo, nuestro sistema penal dice que nosotros, incluso 13va Enmienda dice la esclavitud está permitida. Pero la cuestión es que Dred Scott era un esclavo y había viajado fuera de Missouri y estaba reclamando su libertad. Y la pregunta era: ¿se puede considerar siquiera que es un ciudadano, como para que tenga la posibilidad de presentar su demanda ante un tribunal federal? Para llegar ante un tribunal federal tiene que actuar algo llamado “jurisdicción de la diversidad de las partes”, que reconoce la jurisdicción federal ante ciudadanos de diferentes estados. Y el tribunal, en primer lugar, concluyó que Scott no era un ciudadano, y que ningún negro, ninguna persona negra, libre o no -y esto es importante, incluso si él era libre, aun así para el tribunal no podía ser ciudadano, ni ningún negro en Estados Unidos— o sea, vuelvo a repetir, fue la Corte Suprema de Justicia quien dijo esto. Entonces él, aunque de hecho se equivocó en el sentido de que había estados que sí habían extendido la ciudadanía desde su fundación misma. Pero él lo llevó a un punto, lo llevó al extremo, diciendo básicamente que los negros nunca podrían participar en el espacio político de la nación. Que no eran reconocidos como parte del pueblo. Una de las cosas que se abordaron fue si el “nosotros, el pueblo” incluía o no a los negros. Y juez Taney dijo que “el pueblo” en ese caso era sinónimo de “los ciudadanos”, y que los negros nunca podrían ser consideradas como “pueblo” según la Constitución de Estados Unidos. Ahora bien, este caso realmeno encendió al país, en muchos sentidos. De hecho, algo bastante interesante es que en paencendió a los republicanos del Norte. Pero la cuestión estructural sigue siendo la misma, de hecho, en cuanto a que todavía, para usar el lenguaje del presidente Obama, no hemos podido crear una unión más perfecta. Todavía no hemos logrado reconocer plenamente a la gente negra y a otros grupos sociales como ciudadanos de pleno derecho, como personas íntegras. Y una manera de demostrar eso es que nuestro cerebro está configurado de modo tal que, cuando vemos a otro ser humano, una parte del cerebro se ilumina, simplemente ante el reconocimiento de otro ser humano. Y hay muchas situaciones en las que puede pasar que la gente estadounidense ve a una persona negra, en especial alguien que ha sido víctima de un crimen, y esa parte del cerebro no se enciende. Muchos jóvenes negros literalmente no son vistos como seres humanos. O sea que seguimos viviendo con el fantasma de Dred Scott.
AMY GOODMAN: Nos quedan sólo 30 segundos. ¿Cuáles serían sus recomendaciones, como observador externo, con respecto a lo que está sucediendo ahora en Ferguson?
john a. powell: Bueno, serían varias cosas. O sea, creo que sí es necesario que las cosas se desintensifiquen. Y creo que realmente debemos tener una mirada verdaderamente sistemática sobre la vigilancia policial en Estados Unidos. Debemos hacer que la policía cumpla su responsabilidad ante la comunidad. De hecho, deberíamos poder incorporar en el discurso algunas de las cosas que estamos aprendiendo sobre los sesgos implícitos, así podemos superar la cuestión de: “¿Se trata de racismo o no?” Y también deberíamos tener una verdadera discusión sobre la raza y lo que significa hablar de raza en el siglo XXI, más allá de que tengamos un presidente afrodescendiente.
AMY GOODMAN: Bueno, john a. powell, quiero darle las gracias por estar con nosotros. Profesor de derecho, estudios afroestadounidenses y estudios étnicos de la Universidad de California, Berkeley, además de director del Instituto Hass para una Sociedad Justa e Inclusiva. Se comunicó con nosotros desde Detroit, Michigan.
Traducido por Veronica Gelman y Clara Ibarra. Editado por Veronica Gelman y Democracy Now! en Español