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El movimiento ambientalista celebra una de sus mayores victorias hasta la fecha: el rechazo del presidente Obama a la construcción del oleoducto Keystone XL. Después de años de revisión y una de las campañas más activas de los movimientos de base, que Estados Unidos tuvo en décadas, el viernes Obama anunció que no autorizará la construcción de Keystone durante su mandato. El oleoducto habría mandado 830 mil barriles de crudo por día desde las arenas alquitranadas de Alberta a las refinerías del Golfo de México en EE.UU. En la lucha para impedir la construcción del oleoducto hubo activistas que se encadenaron a las máquinas de construcción a lo largo de la ruta del oleoducto, cientos de activistas detenidos en actos de desobediencia civil frente a la Casa Blanca y cientos de miles que participaron en la mayor marcha de la historia contra el cambio climático, la Marcha del pueblo contra el cambio climático, hace apenas poco más de un año. Nos acompañan dos invitados profundamente involucrados en la lucha victoriosa para detener Keystone XL: Clayton Thomas-Muller, destacado organizador y escritor sobre temas de justicia ambiental y los derechos de los pueblos originarios en Canadá y Jane Kleeb, directora ejecutiva de Bold Nebraska, un grupo político que se convirtió en el principal opositor al proyecto Keystone XL.
Transcripción
AMY GOODMAN: El movimiento ambientalista está celebrando una de sus mayores victorias hasta la fecha: El rechazo del presidente Obama al oleoducto Keystone XL. Después de años de revisión del proyecto y de una de las campañas más activas de los movimientos de base que Estados Unidos haya visto en décadas, Obama anunció el viernes que no autorizará la construcción del Keystone durante su mandato. El oleoducto habría podido transportar 830.000 barriles de crudo al día desde los yacimientos de arenas alquitranadas en Alberta a las refinerías del Golfo de México en EE.UU. Sus defensores lo calificaron como un impulso a la economía y una manera para abaratar los precios del gas, mientras que sus opositores advirtieron sobre su impacto devastador en el clima y en las comunidades residentes a lo largo de la ruta del oleoducto.
En el inicio de su discurso, el presidente Obama parecía atrapado en el medio del debate, señalando que el asunto ha jugado un “papel excesivo en nuestro discurso político”. Rechazó la opinión de los defensores de que el Keystone XL ayudaría a la economía, al igual que la opinión de los oponentes de que sería “una vía directa al desastre climático”. Pero luego Obama dejó claro con cual de los dos argumentos está de acuerdo. Cuestionando las afirmaciones de los partidarios del Keystone, Obama dijo que el oleoducto no traería un crecimiento económico, no bajaría los precios del gas ni aumentaría la seguridad energética. Al mismo tiempo, no refutó directamente las advertencias de los oponentes de que la construcción del Keystone implicaría un aumento de las peligrosas emisiones de carbono causadas por la extracción del petróleo proveniente de las arenas de alquitrán. Y cerca del final de su discurso, Obama reconoció que la aprobación de Keystone socavaría los esfuerzos mundiales para detener el cambio climático.
BARACK OBAMA: Estados Unidos ahora es un líder global cuando se trata de tomar medidas serias para combatir el cambio climático. Y, francamente, aprobar este proyecto habría socavado ese liderazgo global. Y ese es el mayor riesgo que enfrentamos: no actuar. Hoy seguimos liderando con el ejemplo, porque, en última instancia, si vamos a evitar que una gran parte de la Tierra se convierta no sólo en inhóspita sino incluso en inhabitable para nuestras vidas, vamos a tener que dejar algunos combustibles fósiles bajo la tierra, en lugar de quemarlos y expulsar más contaminación peligrosa en el cielo.
Mientras yo sea presidente de Estados Unidos, Estados Unidos se va a mantener en los mismos altos estándares bajo los cuales tenemos al resto del mundo. Y estoy ansioso por reunirme dentro de tres semanas con el resto de líderes mundiales en París, donde nos tendremos que unir en torno a un ambicioso marco para proteger al único planeta que tenemos, mientras todavía podemos hacerlo. Si queremos evitar los peores efectos del cambio climático antes de que sea demasiado tarde, el momento de actuar es ahora, no después, no algún día; es aquí y ahora.
AMY GOODMAN: Lo partidarios del Keystone han denunciado la decisión de Obama. En un comunicado, TransCanada, la compañía detrás del Keystone, dijo: “El simbolismo equivocado fue elegido sobre el mérito y la ciencia”. El senador republicano y aspirante a la presidencia Marco Rubio dijo que Obama “continúa dando prioridad a las demandas de los ecologistas radicales por encima de la seguridad energética de Estados Unidos”.
Pero la amplia coalición que se opuso a Keystone XL, incluyendo ambientalistas, grupos indígenas, agricultores, ganaderos, están aclamando la culminación de una incansable campaña de siete años. En la lucha para impedir la construcción del oleoducto hubo activistas que se encadenaron a las máquinas de construcción a lo largo de la ruta del oleoducto, cientos de activistas detenidos en actos de desobediencia civil frente a la Casa Blanca y cientos de miles de personas que participaron en la mayor marcha de la historia contra el cambio climático, la Marcha de los Pueblos contra el Cambio Climático, hace apenas poco más de un año.
Para hablar más sobre este asunto nos acompañan dos personas profundamente involucradas en la lucha victoriosa para detener el Keystone XL. Clayton Thomas-Muller, destacado organizador y escritor sobre temas de justicia ambiental y sobre los derechos de los pueblos originarios en Canadá. Él es el coordinador de la campaña de 350.org “Stop it at the Source“ (Detenlo en la Fuente) y miembro de la Nación Cree del norte de la provincia de Manitoba, en Canadá. También está con nosotros Jane Kleeb, directora ejecutiva de Bold Nebraska, un grupo de activismo político que se convirtió en el principal opositor al proyecto Keystone XL.
Les damos la bienvenida a ambos a Democracy Now! Jane, comencemos con usted en este lado de la frontera. Explique cómo Bold Nebraska, desde Nebraska, a fin de cuentas, fue una pieza clave de por qué TransCanada pidió que se suspendiera su solicitud de aprobación en los últimos días, porque seguían tratando de decidir por donde pasaría el oleoducto en Nebraska– ¿cómo fue que Nebraska acabó jugando este papel clave en el rechazo de Keystone XL?
JANE KLEEB: Bueno, Nebraska, literalmente, desde el primer día, ha sido el talón de Aquiles de TransCanada. Hemos organizado no sólo una campaña de base formada por ciudadanos preocupados por el cambio climático y la contaminación del agua, sino que organizamos también un desafío legal y específico junto a los terratenientes. Y estábamos luchando en contra de TransCanada tanto en los tribunales como en el terreno. Así que este último movimiento de TransCanada trataba esencialmente de evitar esta sólida demanda que estamos actualmente disputando en la corte con ellos, incluso a pesar de haberse rechazado el proyecto. Querían evitar el sistema judicial y pasar por lo que se llama la Comisión de Administración Pública en nuestro estado para tratar de conseguir que su ruta fuera aprobada de alguna manera, lo cual habría detenido el informe del Departamento de Estado. Así que nosotros sabíamos que eso era un último movimiento desesperado. En realidad ellos ni siquiera podían legalmente pasar por la Comisión de Administración Pública, así que nosotros sabíamos que era sólo una estrategia política de relaciones públicas. Pero al final, el presidente Obama realmente se hizo del lado de los ciudadanos. Planteamos nuestro caso directamente al presidente, y nos escuchó. Y eso no es sólo un símbolo de la fuerza de los movimientos de base, sino también de la fuerza del presidente Obama.
AMY GOODMAN: ¿Y nos puede hablar de cómo se involucró en esta lucha y de cómo los habitantes de Nebraska reunieron en estos últimos años a ganaderos, agricultores, ambientalistas, a muchas personas que no habrían trabajado juntos en el pasado?
JANE KLEEB: Yo personalmente nunca había trabajado en un tema ambiental antes del Keystone XL. Soy madre de tres niñas e hice mucho trabajo político por el voto de la juventud y los trastornos alimentarios, pero el trabajo por el medio ambiente nunca había estado en mi radar. La casa de la familia de mi marido está en las Sandhills, que es una parte muy sagrada de nuestro estado, que este oleoducto estaba amenazando. No tenemos ningún oleoducto en las Sandhills. Es una tierra muy frágil y el terreno es muy frágil. Y el acuífero de Ogallala está directamente sobre la superficie en las Sandhills. Y entonces, unos amigos ambientalistas me llamaron y me dijeron: “¿Has oído hablar de esto?”. Y fui a una de las primeras audiencias del Departamento de Estado, antes de que cualquier grupo en Nebraska abogara en nombre de los agricultores, ganaderos o de los pueblos originarios. Y los agricultores y ganaderos ya conocían las arenas alquitranadas. Ellos sabían lo peligrosos que era para las comunidades de los pueblos originarios. Ellos sabían acerca de los riesgos para el suministro de agua. Entonces me comuniqué con uno de mis compañeros y le dije: “Tenemos que organizar esto”. Y entonces empecé a utilizar mis habilidades políticas para una cuestión ambiental.
Y, obviamente, siempre he creído en el cambio climático. Creo que muchos agricultores y ganaderos ven el cambio climático como algo cercano y personal. Pero el Keystone XL se convirtió en un tema profundamente personal para nosotros. No sólo estábamos luchando para proteger los derechos de propiedad de las personas y su agua, sino que también éramos parte de una campaña internacional mucho más grande, no sólo para proteger la tierra y el agua de la gente a lo largo de la frontera, sino también para crear un impacto en el cambio climático, uno de los mayores problemas que enfrenta nuestra generación. Así que este fue un momento de mucho orgullo, que Nebraska importara, cuando todo el mundo siempre nos llama un territorio de paso, “Un estado republicano”, todo este tipo de adjetivos que nos imponen. Hemos demostrado que estaban equivocados. En realidad demostramos que una improbable alianza puede detener estos proyectos riesgosos.
AMY GOODMAN: Y, Clayton Thomas-Muller, estamos hablando con usted en Ottawa, Canadá. Hable sobre el papel de las pueblos originarios en la lucha contra el Keystone XL, cuánto tiempo ha estado haciendo esto, cómo se organizó.
CLAYTON THOMAS-MULLER: Por supuesto. Bueno, en primer lugar, un gran saludo al presidente Obama por rechazar el oleoducto Keystone XL y demostrar un verdadero liderazgo contra el cambio climático. Ya sabe, la cuestión del oleoducto Keystone XL y, por supuesto, siendo el fusible de la bomba de carbono más grande en el planeta, las controvertidas arenas alquitranadas de Canadá, este problema de la expansión de las arenas de alquitrán ha sido un problema desde hace décadas para las comunidades de los pueblos originarios que se encuentran en la primera línea de esta lucha y que viven con este gran desarrollo en medio de sus territorios tradicionales. Ha sido una cuestión fundamental de los derechos reflejados en los tratados, una cuestión fundamental de derechos humanos, a causa de los impactos directos que la gente ha tenido que enfrentar.
La campaña de Keystone XL, por supuesto, se convirtió en el pararrayos del movimiento ecologista estadounidense, debido en gran parte a los esfuerzos para organizarse por parte de los líderes de los pueblos originarios, que viajaron a lo largo del terreno por donde estaba propuesto que pasara el Keystone XL, hablando con los propietarios de las tierras, hablando con los líderes nativoamericanos, hablando con los gobiernos municipales desde Hardisty, en Alberta, hasta la Costa del Golfo de Texas, y, esencialmente, dándole forma a su argumento de que tenemos que detener este oleoducto debido al enorme impacto que está sufriendo Alberta en relación a los derechos humanos, en relación al agua, y especialmente en relación al cambio climático. Entonces, este tema ha sido muy importante para las comunidades locales aquí en Canadá, así como para las comunidades de todo el mundo que están sufriendo los efectos del cambio climático, especialmente las comunidades indígenas. Por lo tanto, para nosotros esto es una gran victoria y sin duda un importante mensaje para nuestro nuevo primer ministro aquí en Canadá, de que el auténtico liderazgo climático significa no construir el oleoducto de arenas alquitranadas y no apoyar la expansión de las arenas alquitranadas de Alberta.
AMY GOODMAN: El mes pasado, en Alberta, la gigante petrolera Shell abandonó sus planes de construir una gran mina de arenas alquitranadas, citando preocupaciones de que no hay suficientes tuberías para transportar el petróleo crudo. Esta noticia llega después de que Shell también cancelara sus planes de perforar en el Ártico. La construcción de grandes oleoductos como el oleoducto Northern Gateway de la compañía Enbridge y el oleoducto Energy East de la compañía TransCanada, que ayudarían a transportar las arenas alquitranadas de Alberta, se han parado gracias a la resistencia masiva, especialmente por parte de las Naciones Originarias. En Ontario, las mujeres Anishinaabe interrumpieron en 2014 una de las reuniones con la compañia TransCanada celebradas en el ayuntamiento sobre el oleoducto propuesto.
MANIFESTANTE 1: Ustedes no son bienvenidos en territorio Anishinaabe.
MANIFESTANTE 2: Ese es el mensaje de las mujeres.
MANIFESTANTE 3: Ustedes no son bienvenidos aquí.
REPRESENTANTE DE TRANSCANADA: De acuerdo, gracias. Escuche, si no vamos a poder presentar la información.
MANIFESTANTE 4: Su información es mentira.
REPRESENTANTE DE TRANSCANADA: De acuerdo.
MANIFESTANTE 4: Su información es mentira. Ustedes están violando a la Madre Tierra. Están envenenando nuestra agua. No están escuchando a las mujeres. Estamos hablando de nuestros nietos y de las generaciones futuras. ¿Qué van a decirle a sus nietos? ¿Y qué le van a decir sus nietos a sus hijos cuando no haya agua?
AMY GOODMAN: Escuchábamos a las mujeres Anishinaabe desafiando a TransCanada en una reunión en el ayuntamiento. El mes pasado, Shell reportó una pérdida de 7.400 millones de dólares para el tercer trimestre de este año. Eso en comparación con una ganancia de 4.500 millones en el mismo trimestre del año anterior. Clayton ¿Puede hablar acerca de la importancia de estas acciones?
CLAYTON THOMAS-MULLER: Por supuesto. Creo que lo que esta victoria representa para el movimiento por la justicia climática, para el movimiento a favor de los derechos de los indígenas, es el increíble poder de los movimientos sociales aquí en América del Norte, movimientos sociales que tienen su origen en una fuerte narrativa anticolonial, que es interseccional en su diseño. Creo que para nosotros el hecho de que la gente haya convencido al poderoso gobierno de Estados Unidos para decir no a las grandes petroleras es una gran victoria que envía un mensaje muy claro a nuestro recién elegido primer ministro, Trudeau, aquí en Canadá, en la víspera de la cumbre más grande del mundo sobre el cambio climático que va a celebrarse en París, de que los auténticos líderes contra el cambio climático no apoyan la inversión en fuentes de energía sucias como las arenas alquitranadas de Alberta. Entonces, para nosotros, creo que las compañías petroleras como Shell que están operando en las arenas de alquitrán están intentando utilizar todos los recursos que tienen disponibles y hacer accesibles las arenas alquitranadas a los mercados internacionales. Y los movimientos sociales, incluyendo el movimiento contra el Keystone XL, han sido capaces de mantener esos recursos dentro de la tierra, y como dije, contribuyendo a la desactivación de una de las mayores bombas de carbono en el planeta que debe permanecer en el suelo. Y entonces, para nosotros aquí en Canadá, esta victoria es inmensa. Hay otros oleoductos de arenas de alquitrán–
AMY GOODMAN: Clayton, déjeme preguntarle algo. El rechazo del presidente Obama al Keystone XL viene al tiempo que los activistas han protagonizado una acción climática importante en Canadá, donde está la fuente del oleoducto. La semana pasada, los manifestantes recibieron al primer ministro Justin Trudeau con una sentada en su nueva residencia de Ottawa, justo después de su toma de posesión. La acción de protesta exigía que se paren las emisiones y revertir el legado del antecesor de Trudeau.
Acabamos de perder la conexión con Clayton Thomas-Muller, pero vamos a darle continuidad a la protesta, y vamos a viajar a París para cubrir la cumbre contra el cambio climático de la ONU de dos semanas de duración. Democracy Now! estará transmitiendo desde allí. Quiero darle las gracias a ambos invitados. Clayton Thomas-Muller, destacado organizador y escritor sobre temas de justicia ambiental que trabaja con 350.org, coordinador de la campaña “Stop it at the Source“ (Detenlo en la Fuente). Él es miembro de la Nación Cree en el norte de Manitoba, en Canadá. Y muchas gracias a Jane Kleeb, de la organización Bold Nebraska, quien habló con nosotros desde su estado natal de Nebraska.
Esto es Democracy Now! Cuando regresemos, vamos a cruzar otra frontera, o vamos a otra frontera. Vamos a San Diego, California. Quédense con nosotros.
Traducido por Linda Artola. Editado por Igor Moreno y Democracy Now! en Español.