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“Se trata de un muerte lenta”, dice la líder indígena de Dakota del Norte Kandi Mossett, en relación al impacto de la floreciente industria de fraccionamiento hidráulico y las perforaciones petroleras en su estado de origen. “La violencia contra las mujeres aumentó un 168%, en particular las violaciones”, dice Mossett. “Hay chicas de 14, 15 y 16 años que literalmente van a los campamentos de los trabajadores a venderse”. Mossett firma que el impacto total de las toxinas de la perforación de petróleo no se sentirá por otros veinte años. “Estoy muy preocupada de que en esta COP21 mi hija de dos años y medio no tenga voz, pero vaya a sufrir los peores impactos. No tiene ningún sentido para mí esta COP21 y somos consideradas zonas de sacrificio en mi comunidad”.