Un ex agente de la policía de la ciudad de Oklahoma puede ser condenado a cadena perpetua por violar a una serie de mujeres afrestadounidenses. La semana pasada, un jurado formado en su totalidad por personas blancas condenó a Daniel Holtzclaw por violación y otros delitos contra ocho de las trece mujeres que lo acusaron. Las trece víctimas declararon durante el juicio, cada una de ellas con similares historias de violación, ataque sexual y amenazas si no aceptaban las exigencias de Holtzclaw. Holtzclaw acosaba a las mujeres durante controles de tránsito e interrogatorios, las obligaba a mantener relaciones sexuales en el auto patrullero o en los hogares de las víctimas. Los fiscales afirman que el acusado deliberadamente apuntaba a mujeres negras vulnerables de vecindarios de bajos recursos. Según se informa, la unidad de delitos sexuales de la policía de la ciudad de Oklahoma investigó a Holtzclaw seis semanas antes de que este cometiera el último delito. Eso significa que Holtzclaw atacó a la mitad de las mujeres por las que estaba acusado mientras estaba siendo investigado. Si bien la condena a Holtzclaw puede llevar algo de alivio a sus víctimas, surgen preguntas acerca de si este caso puede ser parte de un problema más amplio, el de no valorar lo suficiente las vidas de los afroestadounidenses, en este caso de las mujeres afroestadounidenses. A pesar de los cargos y la condena final por violación serial, los medios concentrados de comunicación hicieron una cobertura del juicio a Holtzclaw mucho menor que a otros juicios penales. Escuchamos a algunas de sus víctimas y hablamos con tres invitadas: Kimberley Crenshaw, profesora de derecho en UCLA y la Universidad de Columbia y fundadora del Foro Político Afroestadounidense; y Candace Liger y Grace Franklin, fundadoras de Artistas a favor de la justicia de la ciudad de Oklahoma, un grupo de apoyo con sede en Oklahoma fundado a partir del caso Holtzclaw.