Días después de ser deportado de Estados Unidos, el activista palestino y profesor Sami Al-Arian analiza el final de su padecimiento como objeto de una de las persecuciones más controvertidas tras los atentados de 11 de septiembre de 2001. Sami fue acusado de tener vínculos con un grupo combatiente, pero un jurado de Florida no pudo presentar un fallo unánime de culpabilidad en relación a ninguno de los diecisiete cargos contra él. Después de que los fiscales volvieran a presentar cargos, Sami eligió la cárcel y la deportación antes que enfrentar un segundo juicio. Durante gran parte de los tres años posteriores a su detención realizada en 2003, estuvo en la cárcel, aislado y, según se informa, fue maltratado por el personal penitenciario en condiciones que Amnistía Internacional denominó “gratuitamente punitivas”. En una emisión exclusiva, Sami se comunica con nosotros desde Turquía, en la primera entrevista que se emite desde que lo deportaron. También nos acompaña su hija Laila Al-Arian, periodista ganadora del premio Peabody que vive en la ciudad de Washington.