Según informes, al menos 22 personas –en su mayoría niños– murieron en un ataque aéreo contra una escuela en la provincia siria de Idlib, que está bajo control de los rebeldes. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que se creía que el bombardeo había sido llevado a cabo por aviones rusos. Anthony Lake, de Unicef, dijo: “Esto es una tragedia. Es un ultraje. Y si fuera deliberado, es un crimen de guerra”. Unicef afirma que el bombardeo podría ser el ataque contra una escuela más letal desde que comenzó la guerra en Siria, hace más de cinco años. Mientras tanto, en Naciones Unidas, el coordinador de ayuda de emergencia, Stephen O’Brien, presionó al Consejo de Seguridad el miércoles para tomar medidas en Siria. Dijo que era posible que pronto ya no hubiera un pueblo sirio, o incluso una Siria, para rescatar.
Stephen O’Brien expresó: “Cada mes me he presentado ante ustedes y he exhibido un registro cada vez peor de destrucciones y atrocidades, catalogando con gravedad la destrucción sistemática de un país y su pueblo. Si bien mi trabajo consiste en transmitirles a ustedes los hechos, no puedo evitar sentir una gran furia. Mes tras mes, cada vez peor, y no pasa nada para realmente detener la guerra, para detener el sufrimiento”.