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A primeras horas del 9 de noviembre, la consternación provocada por la victoria de Donald Trump se difundió por todo el mundo y provocó la caída del mercado de valores y los medios salieron a cubrir el resultado de la elección presidencial que la mayoría había predicho como imposible. Pero ¿la victoria de Trump realmente era tan difícil de anticipar? Hablamos sobre el tema con Glenn Greenwald. El artículo más reciente de Greenwald se titula “Democrats, Trump, and the Ongoing, Dangerous Refusal to Learn the Lesson of Brexit” (Demócratas, Trump y el peligroso rechazo actual a aprender las lecciones del Brexit).
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de Guerra y Paz. Somos Amy Goodman y Nermeen Shaikh. Estamos conversando con Glenn Greenwald, cuyo último artículo se titula Democrats, Trump, and the Ongoing, Dangerous Refusal to Learn the Lesson of Brexit (Demócratas, Trump y el peligroso actual rechazo a recoger la enseñanza del Brexit).
NERMEEN SHAIKH: Glenn Greenwald, en este artículo tú escribes: “Las principales instituciones que ejercen la autoridad en occidente han pisoteado durante décadas, implacablemente y con total indiferencia, el acceso de cientos de millones de personas a beneficios económicos y de seguridad social”. También señalas la gran analogía existente con el Brexit, la decisión tomada por la población británica de salir de la Unión Europea. ¿Podrías comentar un poco en qué radica esta analogía y cómo Trump sintoniza con un sentimiento ciudadano más amplio que se percibe no solo en Estados Unidos, sino también en Europa?
GLENN GREENWALD: Es sorprendentemente llamativa, y también muy alarmante, la similiitud entre proceso del Brexit y el proceso de la elección de Trump. Porque lo mismo que pasó en Estados Unidos con las elecciones, pasó en el Reino Unido con el debate sobre el referéndum del Brexit; las élites británicas, fuera de esta especie de círculo de derecha populista del estilo de Murdoch, prácticamente se unificaron en las líneas ideológicas partidarias. Los liberales y los laboristas de centro, así como los conservadores más o menos ligados a la clase dirigente, se unieron en oposición al Brexit. Y básicamente se mantenían conectados todo el día por Internet, comentándose entre ellos por Twitter lo inteligentes que eran y alabando las columnas que escribían unos y otros hablando sobre la grave amenaza y el terrible mal que suponía el Brexit. Y los ámbitos de opinión considerados respetables, lo que deja afuera a los tabloides de derecha, estaban básicamente unificados, tal como lo estaban los grupos formadores de opinión en Estados Unidos, fuera de Sean Hannity, Fox News y Ann Coulter, fuera de ese sector de Fox News y ese círculo de derecha, también estaban unificados. Destacados intelectuales neoconservadores y republicanos ligados a la clase dirigente, así como los, digamos, liberales expertos de la clase dirigente, estaban todos de acuerdo en que Trump era el peor de los males, alabándose y citándose unos a otros constantemente en un círculo cerrado de ecos repetidos.
Entonces, de la gente que apoyaba el Brexit y de la gente que apoyaba a Trump nadie supo realmente nada; solo se habló de ellos en un tono bastante despectivo. Se los trató de trogloditas. Se los trató de idiotas ignorantes. Se los trató de gente motivada por la malicia, el racismo y la xenofobia. o sea que se los miraba casi como a animales del zoológico o cosas a las que inspeccionar y condenar. Y como esta élite formadora de opinión estaba tan unificada, en ambos casos, eso hizo que mucha gente creyera que la victoria era segura. Dentro de esos grupos elitistas formadores de opinión, nadie pensó que el Brexit ganaría, y lo mismo sucedió con Trump.
Además, ni antes ni después de estos resultados, se ve que haya habido ninguna idea de asumir responsabilidades. ¿Por qué hay tanta gente que quiere salir de la Unión Europea? ¿Por qué hay tanta gente que apoya a esta persona que se sale tanto de la norma? No se asume ninguna responsabilidad ni se hace ninguna autocrítica. Solo es una forma de distraer la atención de la propia responsabilidad, simplemente esparciendo el odio y la repulsión hacia la gente que cometió la insubordinación. Y como resultado tenemos esas tendencias que crecen durante décadas, de las que hablábamos antes, a las que se refirió el senador Sanders, en las que decenas de millones de personas han sido maltratadas por las políticas implementadas por las instituciones que ejercen la autoridad en occidente; gente que, básicamente, ha sido invisible e ignorada. Y mientras más se ignore y se desprecie a la gente, mientras más se le diga que sus quejas no son válidas, tanto más propensa será esa gente a buscar chivos expiatorios, tanto más crecerá su intolerancia y tanto más querrá destruir los sistemas e instituciones que considera responsables de su sufrimiento. Entonces, mucha de la gente que votó sí al Brexit y mucha de la gente que votó por Trump, entiende perfectamente todos los argumentos que explican, en ambos casos, por qué son decisiones potencialmente destructivas y peligrosas. Y votaron así, no a pesar de ello, sino precisamente por eso, porque quieren castigar, y en última instancia destruir, esas instituciones en las que ya no tienen ningún tipo de confianza y a las que consideran responsables del sufrimiento y la falta de seguridades que experimentan en sus vidas, sin a nadie le importe realmente lo que les pasa. Y mientras sigamos sin hacer frente a estos problemas y mientras las instituciones de poder no asuman su responsabilidad, todas esas cosas se van a seguir pudriendo y empeorando. Y es ciertamente posible que Trump y el Brexit no sean el punto más alto de esta situación que tanto nos alarma, sino solo el comienzo del ciclo.
Traducido por Carolina Flórez. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español.