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La reconocida escritora Isabel Allende, ganadora de varios premios y autora de 23 libros, entre ellos La casa de los espíritus, Paula e Hija de la fortuna. Su novela más reciente, Más allá del invierno, es una historia de amor que explora el sufrimiento de los inmigrantes y los refugiados. Los libros de Allende han sido traducidos a 35 idiomas y se han vendido más de 57 millones de sus ejemplares en todo el mundo. Salvador Allende, presidente de Chile desde 1970 hasta el 11 de septiembre de 1973, día en que Augusto Pinochet dio un golpe de Estado con el apoyo de la CIA y se tomó el poder, era primo de su padre. Salvador Allende murió en la casa de gobierno ese día. Más tarde, Isabel Allende dejó su Chile natal y se dirigió a Venezuela.
Transcripción
JUAN GONZÁLEZ: Pasamos el resto del programa con Isabel Allende, una de las mejores novelistas de América Latina y Estados Unidos. Es autora de 23 libros, entre ellos La Casa de los Espíritus, Paula e Hija de la Fortuna. Su novela más reciente, Más allá del invierno, es una historia de amor que explora el tema de los derechos humanos y el sufrimiento de inmigrantes y refugiados. Sus libros han sido traducidos a 35 idiomas y ha vendido más de 57 millones de copias en todo el mundo. Isabel Allende vive ahora en California. Hija de un diplomático chileno, nació en Perú en 1942 y viajó por diferentes lugares del mundo. Su padre era primo hermano de Salvador Allende, presidente de Chile desde 1970 hasta el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, un golpe militar respaldado por la CIA, que llevó al poder a Augusto Pinochet. Salvador Allende murió en el Palacio de la Moneda el día del golpe. Isabel Allende tuvo que huir de su Chile natal a Venezuela.
AMY GOODMAN: El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile presentó recientemente una exposicion que incluye documentación sobre la participación de Estados Unidos en el golpe. El nombre de la muestra es “Secretos de Estado. La historia desclasificada de la dictadura chilena” y presenta documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia, del Consejo de Seguridad Nacional, de la Oficina Federal de Investigaciones, de la Casa Blanca y del Departamento de Estado de Estados Unidos. Escuchemos al director del museo, Javier Estévez.
JAVIER ESTÉVEZ: “Estos documentos hablan. Hablan de todo lo que fue la operación de la CIA en su momento, en 1970, con el conocimiento de Nixon y Henry Kissinger, para impedir que Allende asumiera la presidencia de la República. Fue algo dramático, realmente afectó a todo el mundo. Y por cierto, es dificil entender cómo un país como Estados Unidos pudo participar tan abiertamente de un golpe militar como el que se realizó en Chile”.
AMY GOODMAN: Isabel Allende nos acompaña hoy en el estudio. Estamos encantados de tenerte nuevamente con nosotros.
ISABEL ALLENDE: Siempre es un placer estar aquí, Amy.
AMY GOODMAN: Entonces…
ISABEL ALLENDE: Hola, Juan.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Cómo estás?
AMY GOODMAN: Tenemos mucho de qué hablar. Has publicado un nuevo libro, Más allá del Invierno, cuya historia sucede justamente aquí en Nueva York; en Brooklyn, para ser exactos. Pero también queríamos hablar, ya que no te hemos entrevistado en el programa desde la asunción de Trump como presidente… bueno, quería comenzar hablando no de Estados Unidos, sino de Chile. Otro 11 de septiembre, el de 1973, tú estabas en Chile, tu país. Cuéntanos qué sucedió ese día y los cambios que has visto en tu país desde entonces.
ISABEL ALLENDE: Bueno, Chile tenía la democracia más duradera y sólida del continente. Y elegimos un presidente socialista, Salvador Allende, que se había presentado por una coalición de partidos de izquierda y centro. Inmediatamente, la CIA y las fuerzas de la derecha chilena trataron de evitar que asumiera. Pero no pudieron lograrlo y él asumió la presidencia en 1970. Los tres años que siguieron fueron años de crisis política, social y económica en Chile, porque el gobierno era saboteado tanto por la derecha como por las fuerzas extranjeras. Allende denunció muchas veces la intervención de la CIA, pero nadie le creyó, porque era como la historia del lobo malvado, ¿sabes? Siempre se culpaba a la CIA de todo lo que sucedía en América Latina. El peor comentario que puedes hacer de cualquier latinoamericano es “Oh, es un agente de la CIA”. Ese es el peor insulto, sí. Así que el 11 de septiembre de 1973, que también fue martes, nos despertamos… ya habíamos escuchado que podía haber un golpe, pero no sabíamos bien lo que era porque nunca nos había sucedido. Nos despertamos con el ruido de helicópteros, aviones y tanques en las calles. La gente que no había tenido tiempo de escuchar las noticias, no atinó a quedarse en casa, así que había trabajadores en las calles esperando autobuses que nunca llegaron. Yo fui a mi… intenté llegar a mi oficina y estaba cerrada.
AMY GOODMAN: ¿Qué hacías en ese momento?
ISABEL ALLENDE: Era periodista. Y el edificio estaba cerrado con llave. Y las calles estaban vacías, solo se veían tanques y camiones militares. Y bueno, durante ese día, todo eran rumores. No sabíamos lo que estaba pasando. Pero yo vi el bombardeo al palacio presidencial, el Palacio de la Moneda. Y no lo podíamos creer. Es como si las fuerzas armadas estadounidenses bombardearan la Casa Blanca. O sea, es algo muy difícil de imaginar. Y luego, en un lapso de 24 horas, se cerró el Congreso y todos los partidos políticos fueron declarados ilegales. Ya no hubo más libertad de prensa, y por ende tampoco opinión pública. Se prohibieron todas las instituciones, todos los ámbitos de comunicación y reunión, excepto la Iglesia Católica. La Iglesia jugó realmente un papel muy importante en la defensa de las víctimas de la represión. Todos en Chile, incluida yo, pensábamos que se trataba de una especie de accidente de la historia, que en un par de semanas a más tardar, los militares convocarían a elecciones y volvería la democracia. La gente tenía la idea de que el presidente sería, posiblemente, Eduardo Frei, que era demócrata cristiano y un hombre muy conservador. Y esa era la opción que circulaba como probable.
AMY GOODMAN: Tu primo, Salvador Allende, había muerto en el Palacio.
ISABEL ALLENDE: Había muerto durante el golpe. Y bueno, eso era algo que estaba en el aire. Pero por supuesto, el plan de los militares era otro. Habían hecho el golpe para llegar al poder. Y se quedaron en el gobierno durante 17 años. Durante los primeros años la represión fue brutal. Después, la represión se volvió mucho más dirigida. Ahí ya no era que cualquiera podía ser arrestado en el trabajo, como sí sucedía al principio, o en la calle o en la casa. Era muy dirigida a ciertos grupos. Yo para ese momento ya estaba afuera. Había dejado mi país. Así que eso es lo que pasó. Y tuvo que pasar mucho tiempo, recién cuando se fue Pinochet y volvió la democracia, para que saliera a la luz toda esta información sobre cómo sucedieron las cosas.
JUAN GONZÁLEZ: Bueno, y todavía sigue apareciendo información, hay noticias recientes sobre Pablo Neruda, que era probablemente el chileno más famoso del mundo en ese momento…
ISABEL ALLENDE: Sí, sí, sí.
JUAN GONZÁLEZ: Se ha descubierto recientemente que el premio Nobel Neruda pudo no haber muerto de cáncer, como indica su certificado de defunción. Él murió en 1973, pocas semanas después del golpe de Estado.
ISABEL ALLENDE: Sí.
JUAN GONZÁLEZ: Y las investigaciones estarían confirmando la hipótesis de que Neruda fue envenenado bajo el mandato del general Pinochet. Según las afirmaciones de su chofer, Neruda habría sido envenenado a través de una inyección en el estómago recibida en un centro médico. Neruda había ganado el Premio Nobel de Literatura en 1971 y era muy cercano al presidente derrocado, Allende. Ahora los expertos forenses dicen que puede llevar hasta un año determinar la verdadera causa de la muerte de Neruda. ¿Qué opinas de esto?
ISABEL ALLENDE: Uno de los motivos de esta sospecha es que Eduardo Frei fue asesinado de la misma manera, una manera muy misteriosa. Fue a esa misma clínica y misteriosamente murió por una complicación repentina de una cirugía menor. Y ahora se ha demostrado que fue envenenado. De ahí surge la sospecha de que lo mismo le haya pasado a Neruda. Porque si Neruda hubiera vivido, se habría ido al exilio. El mismo día del golpe, todos los países del mundo le estaban ofreciendo asilo político a Pablo Neruda. Llegaron telegramas de todas partes ofreciendo sacarlo del país y recibirlo en otros lugares. Entonces, él hubiera sido una voz muy fuerte contra la dictadura, una voz contra el ejército. Y es muy posible que hayan decidido eliminarlo así como eliminaron gente también aquí, en Washington. Letelier fue asesinado en Washington.
AMY GOODMAN: En 1976.
ISABEL ALLENDE: En 1976. De modo que sí, es una posibilidad, pero no ha sido probada aún, así que realmente no puedo hablar de eso. No tengo más información que ustedes al respecto.
AMY GOODMAN: Pero sí puedes contarnos quién era Pablo Neruda, la importancia de su figura.
ISABEL ALLENDE: Pablo Neruda era nuestro poeta nacional. Para darte una idea del impacto de su poesía: Pablo Neruda fue candidato a la presidencia justo antes de Allende. En Chile no existen las elecciones primarias. Pero lo que pasaba en ese momento, era que Allende ya había sido candidato en tres elecciones anteriores y parecía que tenía como una maldición y nunca iba a llegar a ser presidente. Él solía bromear con que su tumba diría: “Aquí yace el futuro presidente de Chile”. Bueno, era una broma que circulaba en ese momento. Así que decidieron poner a Pablo Neruda como candidato de la izquierda, porque él era conocido en todas partes. Y él hizo… viajó en un tren por todo el país. Y cuando el tren llegaba a las estaciones, la gente se congregaba allí y le recitaba su propia poesía, en coro. Y se trataba de mineros, pescadores, trabajadores de todo el país. Entonces, ese es el impacto que tuvo. Y…
AMY GOODMAN: ¿Estuviste en su funeral?
ISABEL ALLENDE: Sí, por cierto, estuve en su funeral. Muy poca gente pudo ir, porque él murió… creo que fue el 22 de septiembre, 11 días después del golpe. Toda su gente, la gente de su partido —él pertenecía al Partido Comunista— la gente de izquierda, amigos, intelectuales, periodistas, estaban detenidos o escondiéndose en algún lugar; era muy difícil aparecer por ahí. Pero yo fui. Recuerdo que estaba el embajador de Suecia, un hombre muy alto con un largo abrigo negro. Y yo solo atiné a pararme detrás de él y aferrarme a su abrigo, pensando: “A él no le van a disparar”. Porque había soldados con ametralladoras apostados en todo el camino hasta el cementerio. Al principio, la procesión iba en silencio. Luego, en algún punto, los trabajadores de un edificio de construcción, gritaron desde el edificio: “¡Compañero Pablo Neruda!” Y todos respondimos: “¡Presente!” Y luego alguien más gritó: “¡Compañero Salvador Allende!” Y todos gritamos: “¡Presente!” Así que, de alguna manera, el funeral del poeta se convirtió simbólicamente en un funeral de la democracia.
AMY GOODMAN: Vamos a una pausa y regresamos para hablar sobre tu último libro, Más allá del invierno. Nuestra invitada es la gran escritora Isabel Allende. Quédense con nosotros.
[Pausa]
AMY GOODMAN: Escuchábamos “Gracias a la Vida ” de la música y compositora chilena Violeta Parra. A quien nuestra invitada conoció en Chile.
Traducido por Mónica Espitia, Noa Radosh y Verónica Gelman. Editado por Verónica Gelman.