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El lunes la policía nacional desplegada en Tegucigalpa, capital de Honduras, junto a unidades de élite entrenadas en EE.UU., se rehusó a imponer el toque de queda en horas de la noche ordenado por el actual presidente Juan Orlando Hernández. La orden se emitió tras días de protestas por presunto fraude en las disputada elecciones en ese país. La medida se produce luego que, el viernes a la noche, al menos tres personas murieran cuando las fuerzas de seguridad de Honduras abrieron fuego contra la protesta en Tegucigalpa. Las protestas estallaron la semana pasada cuando la comisión electoral, controlada por el actual gobierno, interrumpió el conteo de votos emitidos en la elección del 26 de noviembre cuando el candidato de la oposición, Salvador Nasralla, iba primero por más de 5 puntos porcentuales. La comisión ahora afirma que Hernández superó a Nasralla, con un 42,98% frente a un 41,39%, luego del recuento de votos sospechosos. Esto se produce en momentos que Nasralla y los observadores internacionales le piden a la comisión electoral de Honduras, que está controlada por el presidente Hernández, que realice un recuento de votos.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que les hicimos (en inglés) a Allan Nairn, Sarah Kinosian y Jan Schakowsky. Nairn es un reconocido periodista de investigación. Kinosian es una periodista que trabaja en Honduras y Schakowsky es una legisladora que representa al noveno distrito de Illinois. Schakowsky acaba de publicar un artículo de opinión en el periódico The New York Times titulado “The Honduran Candidate” (El candidato hondureño).