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El viernes, la Casa Blanca anunció el indulto al ex jefe de policía del condado Maricopa e histórico partidario de Trump, Joe Arpaio. Se trata de un polémico agente de Arizona conocido por su sesgo racista hacia la población latina que llegó a alardear de manejar una cárcel en una carpa a cielo abierto en la ciudad como un “campo de concentración”. Arpaio fue elegido por primera vez para el cargo de Jefe de Policía en 1992 y se votó su destitución en noviembre del año pasado, después de muchos años de denuncias de violación a los derechos civiles y acusaciones de corrupción en su contra. En julio de este año, un juzgado federal lo declaró culpable de desacato por haber desafiado la orden de dejar de dejar de detener a la gente en base a la percepción de los agentes sobre su condición migratoria. Fue sentenciado a seis meses de prisión, a partir del 5 de octubre. Los indultos suelen otorgarse a personas con condenas por delitos graves. Arpaio fue condenado por un delito leve y no presentó un pedido de indulto. Sin embargo, en un comunicado de dos párrafos, la Casa Blanca indultó a Arpaio diciendo que brindó “un servicio admirable al país durante años”. Según la organización de derechos migratorios de Phoenix, Puente, el indulto a Arpaio manda el claro mensaje de que “está bien violar la ley mientras sea para promover el programa político de la supremacía blanca”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Linda Valdez, columnista y miembro de la junta editorial del Arizona Republic, el mayor periódico del estado. Después del indulto de Trump a Arpaio, escribió una editorial titulada: “Donald Trump Just Resurrected Joe Arpaio From Irrelevance” (Donald Trump acaba de rescatar a Arpaio de la improcedencia).