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El jueves, un juez federal del estado de Montana, en Estados Unidos, interrumpió temporariamente la construcción del controvertido oleoducto Keystone XL, que transportaría petróleo desde la región de arenas alquitranadas de Alberta, en Canadá, hasta las refinerías ubicadas en el Golfo de México. La decisión del tribunal requerirá que el Gobierno de Trump analice más minuciosamente los potenciales impactos negativos que tendría el oleoducto en el entorno circundante y en el clima. En el año 2015, durante su mandato, el expresidente Barack Obama detuvo la construcción del oleoducto, que está siendo construido por la empresa TransCanada, tras las multitudinarias manifestaciones públicas que se oponían a su ejecución; sin embargo, Trump revirtió la orden poco después de haber asumido la presidencia. El jueves, grupos ambientalistas e indígenas celebraron la decisión tomada. El abogado de la organización Sierra Club, Doug Hayes, sostuvo en una declaración: “El Gobierno de Trump intentó obligar al pueblo estadounidense a aceptar el proyecto de este oleoducto contaminante, pero este no puede ignorar las amenazas que representaría para nuestra agua limpia, nuestro clima y nuestras comunidades”.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a May Boeve. Boeve es directora ejecutiva de la organización 350 Action, brazo político de la organización 350.org contra el cambio climático.
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