El miércoles en el Congreso de EE.UU., la candidata del presidente Trump para que lidere la CIA, Gina Haspel, anunció que no reiniciaría el programa de interrogatorios de la CIA. Pero en reiteradas ocasiones evitó referirse al tratamiento que la CIA dio a los prisioneros tras los atentados del 11/S como “tortura” y se rehusó a afirmar que la tortura es inmoral. Haspel hizo estas declaraciones ante el Comité de Inteligencia del Senado mientras presentaba sus argumentos para convertirse en la primera mujer que dirija la agencia. Haspel ha trabajado por 33 años en la CIA; fue responsable de dirigir un centro clandestino de la CIA en Tailandia en el año 2002, donde uno de los prisioneros fue sometido al método del submarino y a otras formas de tortura. Haspel también tuvo a su cargo la destrucción de los videos que mostraban la tortura en el centro clandestino. Al menos dos senadores republicanos se expresaron en su contra, Rand Paul y John McCain, quienes dijeron que “su papel en el control del uso de la tortura es inquietante y su rechazo a reconocer la inmoralidad de la tortura la inhabilitan”. Pero Haspel todavía puede ser confirmada, con la ayuda de los legisladores demócratas. El senador demócrata Joe Manchin de Virginia Occidental ya anunció que la apoyará.
Para saber más de este tema, puede ver la conversación que mantuvimos (en inglés) con Jeremy Scahill. Scahill es cofundador del sitio de noticias The Intercept y presentador del podcast semanal “Intercepted”.