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El 16 de julio la directora de nuestro programa, Amy Goodman, entrevistó a Alexandria Ocasio-Cortez y a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Ocasio-Cortez y Colau discutieron sus trayectorias personales, las posibilidades de los movimientos sociales para presentar candidatos a cargos políticos, las limitaciones que surgen una vez dentro de esas instituciones y la necesidad urgente de desafiar la definición de lo que es, y no es, posible.
Alexandria Ocasio-Cortez es la candidata demócrata por Nueva York al Congreso de Estados Unidos, tras su reciente victoria en las primarias de su partido ante el representante Joe Crowley, quien lleva 10 mandatos en el cargo y ocupa el cuarto puesto en importancia entre los demócratas de la Cámara de Representantes. Ocasio-Cortez es una socialista demócrata que dirigió una progresista campaña de base abogando por un “Medicare para todos” y por la abolición del Servicio de Inmigración de Estados Unidos.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau Ballano, fue elegida a través de la plataforma ciudadana Barcelona en Comú y es la primera mujer en ocupar la alcaldía de esa ciudad. Antes de ser elegida para ese cargo, Colau fue fotografiada siendo arrastrada por la policía antidisturbios cuando protestaba contra un banco que se había negado a negociar con una familia que había sido desalojada de su hogar.
A continuación presentamos un segmento del evento. Vea la entrevista completa en inglés, acá.
Transcripción
ADA COLAU: Sí, nosotros hablamos de Fearless Cities (Ciudades sin miedo), hicimos un encuentro hace un año en Barcelona y tuvimos experiencias desde Nueva York y de muchas otras ciudades estadounidenses. Organizamos este movimiento Fearless Cities que tiene mucho que ver con esto, porque necesitamos una población sin miedo, ciudades sin miedo y poderes políticos sin miedo, para defender a la gente frente a los grandes capitales especuladores y depredadores de la vida humana. Entonces, por ejemplo, el turismo fue de uno de los primeros temas que nosotros llevamos a la alcaldía cuando ganamos, porque en Barcelona nos gusta mucho el turismo, nos gusta que nos visiten, eso algo positivo, somos una ciudad abierta y cosmopolita, pero queremos que la ciudad sea para vivir, no sólo un escaparate para el turismo. Cuando nosotros llegamos había un descontrol absoluto. Había miles de apartamentos ilegales destinados al turismo que generaban muchos problemas como, por ejemplo, la especulación con la vivienda y con los precios de la vivienda, que acaban expulsando a gran parte de la población de nuestros barrios. Evidentemente, nosotros tenemos que defender a nuestros barrios frente a la especulación, por lo que le dijimos a las plataformas globales como Airbnb y a otras que no podían anunciar apartamentos ilegales en sus páginas web porque eso era ilegal y porque además le hacía mucho daño a nuestra ciudad. Y Airbnb no es un pequeño propietario, es una plataforma global que gana millones y millones de dólares de beneficio y que cotiza en la Bolsa. Airbnb no está acostumbrado a que nadie le exija que cumpla con la legalidad, y al principio nos dijeron que no, que no iban a hacer caso al Ayuntamiento de Barcelona. Nosotros, que no tenemos deudas con ningún poder económico, les pusimos una multa de 600.000 euros, algo que no les había pasado nunca. Cuando pusimos esta multa de 600.000 euros, Airbnb se sentó a hablar con nosotros, cambió de actitud. Funcionó. Y ahora, muy simpáticamente, tenemos otro tipo de relación con ellos y hemos conseguido que quiten miles de apartamentos turísticos ilegales de su página web y que nos cedan sus datos, lo cual es algo muy difícil, para poder vigilar y controlar que no se promocionen apartamentos ilegales en esa web. Con esto se demuestra que incluso a un poder global como Airbnb, si existe voluntad política, si hay políticos y gobiernos sin miedo, si hay una fuerza ciudadana y un movimiento social, se le pueden poner límites y se puede defender a la gente frente a la especulación como sucedió en este caso.
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