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En Washington, aumentan las conversaciones sobre un posible juicio político, tras los impresionantes acontecimientos ocurridos el martes en el ámbito de la justicia. En Nueva York, Michael Cohen, abogado y hombre de confianza de larga data de Trump, se declaró culpable de ocho cargos, entre ellos evasión fiscal, fraude bancario y violación del financiamiento de la campaña. A poco más de trescientos kilómetros de distancia, en Virginia, el ex jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, fue declarado culpable de ocho cargos relacionados con el fraude impositivo y el fraude bancario. Es probable que el caso Cohen ponga al presidente en un gran riesgo legal. Cohen, que trabajó para Trump desde el año 2006 hasta el presente, admitió ante el tribunal que hizo arreglos para pagarles ilegalmente a dos mujeres, una estrella del cine para adultos y una modelo de Playboy, con el objeto de que se mantuvieran en silencio durante la campaña de 2016 acerca de su relación con Donald Trump. Cohen dijo que los pagos se hicieron “en coordinación y bajo la dirección de un candidato a cubrir un cargo federal”, con “el principal propósito de influir la elección”. El abogado de Cohen, Lanny Davis, escribió en su cuenta de Twitter “Si se considera que esos pagos eran un delito para Michael Cohen, entonces ¿por qué no lo serían para Donald Trump?”
Para saber más de este tema, puede ver la conversación que mantuvimos (en inglés) con Marcy Wheeler. Wheeler es periodista independiente especializada en seguridad nacional y libertades civiles y administradora del sitio de noticias EmptyWheel.net.
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