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El martes comenzaron en el Senado de EE.UU. las sesiones de confirmación para la designación de William Barr, nominado por Trump para reemplazar a Jeff Sessions como fiscal general. Barr se desempeñó como fiscal general de la presidencia de George H.W. Bush entre 1991 y 1993. En ese período, estuvo vinculado con el indulto de seis funcionarios de Reagan por el escándalo “Irán-Contras” y supervisó la apertura de la prisión militar de la Bahía de Guantánamo, utilizada inicialmente para detener por tiempo indeterminado a solicitantes de asilo político provenientes de Haití. Barr también apoyó abiertamente el encarcelamiento masivo de personas dentro de Estados Unidos y colaboró con la creación de un programa secreto de la Administración para el Control de Drogas, que se convirtió en “modelo” a seguir en el trabajo de vigilancia telefónica masiva de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Sin embargo, en la audiencia del martes los senadores hicieron pocas preguntas sobre el historial de Barr, concentrándose principalmente en sus opiniones sobre la investigación del fiscal especial Robert Mueller acerca de la injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestro recorrido por la historia de Barr junto a David Cole, director legal a nivel nacional de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés). Su más reciente artículo para la ACLU se titula: “No Relief: William Barr Is as Bad as Jeff Sessions—if Not Worse” (No hay descanso: William Barr es tan malo como Jeff Sessions… o aún peor). También conversamos sobre el tema con Kristen Clarke, presidenta y directora ejecutiva de la organización Lawyers’ Committee for Civil Rights Under Law (Comité de Abogados por los Derechos Civiles Conforme a la Ley).