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Hoy, lunes 21 de octubre, siete activistas católicos por la paz, van a juicio en Georgia por haber ingresado clandestinamente a la Base Naval de Kings Bay en Georgia, el 4 de abril de 2018. Conocidos como los siete Plowshares de Kings Bay, los activistas podrían recibir una condena de hasta 25 años de cárcel. Sus únicas armas eran martillos, cinta que se usa para demarcar la escena de un crimen y biberones que contenían su propia sangre, así como una denuncia en la que se acusaba al Gobierno estadounidense por crímenes contra la paz. En la últimas cuatro décadas los activistas del movimiento Plowshares (que en castellano significa “reja de arado”) participaron en unas cien acciones similares en instalaciones de armas nucleares. La primera fue en 1980 en la planta de misiles nucleares de General Electric en la localidad de King of Prussia, Pennsylvania. Hace poco conversamos con a monja católica Liz McAlister, que va a juicio hoy junto a los otros acusados, el padre Stephen Kelly, Mark Colville, Patrick O’Neil, Carmen Trotta, Clare Grandy y Martha Hennessy, nieta de Dorothy Day, fundadora del movimiento de trabajadores católicos. Todos fueron acusados de tres delitos graves y un delito menor.
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