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En Bolivia, la senadora de derecha Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta el martes por la noche a pesar de la falta de quórum en el Congreso, en medio de una crisis política cada vez más profunda en el país. Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, dejó el país el lunes tras recibir asilo político en México. Morales anunció su renuncia el domingo pasado después de que las fuerzas militares bolivianas exigieran su renuncia en un mensaje televisado. El partido Movimiento al Socialismo, al que pertenece Evo Morales, se ha negado a reconocer a la nueva presidenta, calificando su reclamo de ilegal, y ha denunciado que la renuncia de Morales fue un golpe militar. El mes pasado, Evo Morales fue reelegido para un cuarto mandato tras unas elecciones que sus oponentes describieron como fraudulentas. Morales se postuló para un cuarto mandato después de impugnar ante la Justicia el límite de mandatos refrendado en un referéndum en 2016. El martes, la Organización de Estados Americanos celebró una reunión de emergencia en Washington D.C., donde el embajador de EE.UU., Carlos Trujillo, leyó un comunicado del presidente Trump aplaudiendo la renuncia de Evo Morales y advirtiendo de que lo ocurrido debería “mandar un firme mensaje” a Venezuela y Nicaragua. México, Uruguay, Nicaragua y el presidente electo de Argentina han denunciado la salida de Morales del poder como un golpe de Estado. La renuncia de Morales ha generados protestas y enfrentamientos en todo Bolivia.
Para ahondar en este asunto presentamos un debate sobre la crisis política en Bolivia. Desde La Paz nos acompaña Pablo Solón, embajador ante la ONU del Gobierno de Evo Morales hasta 2011. Y desde Massachusetts, nos acompaña Kevin Young, profesor asistente de Historia en la Universidad de Massachusetts y autor de “Sangre de la Tierra: nacionalismo de recursos, revolución e imperio en Bolivia”.