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Cientos de miles de personas salieron a las calles este 4 de diciembre en Colombia en la tercera huelga nacional en las últimas dos semanas. Las manifestaciones comenzaron en protesta contra la corrupción, la desigualdad económica y el asesinato de líderes indígenas y comunitarios, pero ahora mucha gente está pidiendo la renuncia del Gobierno de derecha de Duque. El presidente Iván Duque solicitó el inicio de un “diálogo nacional”, después de que el pasado 21 de noviembre, cientos de miles de personas salieran a las calles en la huelga más grande que Colombia ha visto en años. La protesta pacífica fue recibida con represión policial y gases lacrimógenos. Al menos cuatro personas han sido asesinadas durante las protestas, incluyendo el estudiante de 18 años Dilan Cruz, quien recibió un disparo en la cabeza con una granada de gas lacrimógeno por parte de la policía. Para ahondar más en este asunto, hablamos con el senador colombiano Feliciano Valencia, ganador del Premio de la Paz de Colombia en el año 2004 e histórico líder de la comunidad indígena Nasa.
Los paquetes de reformas y la violación sistemática de los derechos humanos que se está dando en América Latina está haciendo que la gente se movilice
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, Democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman. En Colombia, cientos de miles de personas salieron a las calles este miércoles 4 de diciembre en la tercera huelga nacional en las últimas dos semanas. Las manifestaciones comenzaron en protesta contra la corrupción, la desigualdad económica y el asesinato de líderes indígenas y comunitarios, pero ahora mucha gente está pidiendo la renuncia del Gobierno de derecha de Duque. El presidente Iván Duque solicitó el inicio de un “diálogo nacional”, después de que el pasado 21 de noviembre, cientos de miles de personas salieran a las calles en la huelga más grande que Colombia ha visto en años.
La protesta pacífica fue recibida con represión policial y gases lacrimógenos. La indignación contra el Gobierno de Duque se ha ido gestando desde que el presidente respaldado por Estados Unidos asumió el cargo en agosto de 2018. Los activistas sociales han denunciado los asesinatos de líderes sociales, indígenas, afrocolombianos durante el mandato de Duque, así como sus intentos por sabotear los históricos acuerdos de paz firmados en 2016 después de más de medio siglo de guerra. Desde la firma de los acuerdos de paz, al menos 700 líderes sociales han sido asesinados en Colombia. Al menos cuatro personas han sido asesinadas durante las protestas, incluyendo el estudiante de 18 años Dilan Cruz, quien recibió un disparo en la cabeza con una granada de gas lacrimógeno por parte de la policía.
El pasado 26 de noviembre Democracy Now! habló con el senador colombiano Feliciano Valencia, ganador del Premio de la Paz de Colombia en el año 2004 e histórico líder de la comunidad indígena Nasa.
Comencé preguntándole cuáles son las demandas de los pueblos indígenas y qué piensa sobre el anuncio del presidente Duque de abrir un espacio al diálogo social.
FELICIANO VALENCIA: Buenos días, un saludo muy fraterno a todos ustedes, a toda la ciudadanía que nos escucha. Los pueblos indígenas hemos planteado que en el marco de la Constitución Política de Colombia se fortalezca la autonomía de los pueblos indígenas, se respeten los gobiernos propios, se respete la cultura, se cumplan los acuerdos que el Gobierno o los Gobiernos han pactado con los pueblos indígenas y se detenga la matanza que históricamente ha azotado al departamento del Cauca.
JUAN GONZÁLEZ: Senador Valencia, desde que se firmaron los acuerdos de paz en Colombia, ¿cuáles han sido los problemas que han tenido los pueblos indígenas en términos del Gobierno, de represión de parte del Gobierno?
FELICIANO VALENCIA: El primer asunto es que se firmaron los acuerdos y a último momento se incluyó el capítulo étnico: negros, campesinos e indígenas. Ahí nosotros planteamos los asuntos que nos preocupan a nosotros, los temas que se deben tener a la hora de la implementación de los acuerdos de paz y una estructura, una comisión de alto nivel para que le haga seguimiento al capítulo étnico y a los acuerdos de paz. Para nosotros es muy importante que los acuerdos de paz se cumplan porque ahí hay muchos temas que podrían ser solución a los asuntos estructurales que agobian a los pueblos indígenas, como es el tema de tierras —el punto número uno—, el punto número cuatro, sustitución de cultivos de uso ilícito y el punto número tres, que es la reivindicación o la reparación a las víctimas del conflicto armado. Por eso alegamos siempre que los acuerdos de paz se cumplan como se firmaron, no se dilaten más, se le asignen los presupuestos que este acuerdo de paz necesita para que avancemos en la paz. Ahora, un error grave del Gobierno de Duque es que cuando las FARC se retiraron de las regiones que controlaban ellos, el Gobierno no llegó con inversión, no llegó con apoyo, no llegó con soluciones, no copó el Estado esos territorios y al dejarlos sueltos nuevamente están siendo copados por otras estructuras criminales.
AMY GOODMAN: Feliciano Valencia, ¿puede hablar sobre la masacre ocurrida a principios de noviembre, el asesinato de la lideresa indígena Cristina Bautista y de los miembros de la guardia indígena que se encontraba con ella? El presidente Duque dijo que enviaría 2500 soldados al Cauca como respuesta. ¿A quién responsabiliza de esa masacre y qué opina sobre el envío de tropas a la región?
FELICIANO VALENCIA: En el norte del departamento del Cauca, donde masacraron a nuestra autoridad indígena Cristina y a cuatro guardias indígenas, ya hay en este momento, o siempre ha habido, 2500 efectivos, 4 batallones de alta montaña y 2 fuerzas de tarea especial operando en terreno. Si hay otro aumento ya subirían a 5000, más 2 fuerzas de tarea especial que el presidente de la República anunció. Lo que los pueblos indígenas estamos diciendo es que no es suficiente la militarización o la acción de la fuerza pública sin resultados, porque no vemos resultados. Al contrario de que se controlen las estructuras criminales, estas van aumentando. Al contrario de que se acaben los cultivos de uso ilícito, estos van aumentando. La delincuencia va aumentando, los sicarios entran y salen. La fuerza pública tiene retenes, pero toda esta violencia se está dando en una de las zonas más militarizadas. Por eso los pueblos indígenas hemos dicho, más que militarizar el territorio necesitamos es inversión, necesitamos apoyo estatal, necesitamos que las economías nuestras tengan apoyo por parte del Estado para contrarrestar las estructuras criminales y el narcotráfico. Y finalmente, que se respete la autonomía indígena, que se consulte con los pueblos indígenas, que se sienten con los pueblos indígenas y construyamos lo que se tiene que construir. Pero no es suficiente la militarización sino hay inversión y no hay resultados concretos de todo este pie de fuerza militar que ya hay en el territorio.
JUAN GONZÁLEZ: Estamos viendo en los últimos meses protestas populares masivas en muchos países en América Latina, incluyendo Bolivia después del golpe en contra del presidente Evo Morales, en Chile, en Ecuador, en Honduras y en Haití. Y ahora en Colombia. ¿Usted ve las protestas en Colombia como parte de este movimiento y qué es lo que representa este nuevo movimiento?
FELICIANO VALENCIA: Los paquetes de reformas que se están haciendo en estas naciones, en estos países están obligando a que la gente se movilice. La violación sistemática de los derechos humanos que se está dando en el continente está haciendo que la gente se movilice. La regresividad de derechos conquistados está haciendo que la gente se movilice. Y la generación de más cargas tributarias a la clase media y a la clase pobre, privilegiando a los sectores poderosos, hace que la gente se esté movilizando. Por eso una de las consignas de esta movilización en Colombia, además de solidarizarse con Gobiernos alternativos, está diciendo “No al paquetazo” que está pretendiendo implementar el Gobierno de Iván Duque en Colombia. No a la regresividad de derechos laborales, étnicos, económicos, culturales, ambientales y sociales. Y le está diciendo al presidente Duque, que debe conversar directamente con las organizaciones promotoras del paro, para construir de manera conjunta ese cambio que necesita el país. Estos paros no buscan desestabilizar el Estado, sino obligar a que el Gobierno de Duque se siente para conversar asuntos estructurales que deben cambiar la vida de la gente en Colombia y deben garantizar los derechos que están en la Constitución Política.
AMY GOODMAN: Senador Valencia, anoche murió en el hospital un joven de 18 años, Dilan Cruz, luego de que la policía le disparara el fin de semana con una granada de gas lacrimógeno durante las protestas en contra del régimen neoliberal de Duque. ¿Puede hablar acerca de la violencia que usan las fuerzas de seguridad? ¿Cree que los pueblos indígenas son un blanco en particular? ¿Qué mensaje tiene para el presidente Duque?
FELICIANO VALENCIA: Bueno, primero lamentar el asesinato de Dilan Cruz, un joven de 18 años que estaba empezando su vida. Segundo, los pueblos indígenas también hemos sido víctimas de la fuerza desmedida y letal del ESMAD. Hay asesinatos, hay mutilados, hay lisiados que han quedado por la acción represiva del ESMAD en las protestas que nosotros hemos salido a hacer para exigir que nuestros derechos se cumplan. Hay investigaciones y hay documentos donde se puede certificar la acción desmedida de la fuerza del ESMAD, la utilización de armas no convencionales para disuasión de la protesta social, la brutalidad con la que están accionando contra la población movilizada. Esto debe llevar, primero, a una investigación exhaustiva, seria, para dar con los responsables y desmantelar qué es lo que está pasando detrás de esta acción desmedida. Y nos unimos a las voces que en Colombia están diciendo que se debe desmontar el ESMAD, que se deben buscar otras alternativas para disuadir la protesta social si ese fuera el caso. Pero, así como están las cosas, y escuchando las últimas afirmaciones respecto a la muerte de Dilan, que no fue por la acción de una bomba de gas sino por balines disparados por armamento no convencional, nos da pie para que se considere esa posibilidad del desmonte del ESMAD en Colombia.
JUAN GONZÁLEZ: Quisiera preguntarle, con todos los centenares de personas que han muerto, asesinados por [ser] activistas sociales, líderes sindicales, ¿usted tiene temor de que los paramilitares están funcionando otra vez en Colombia después de los acuerdos de paz? ¿Usted tiene preocupación por su propia seguridad como senador?
FELICIANO VALENCIA: Sí, claro que nos preocupa la seguridad personal, familiar y de la comunidad. Por eso hemos pedido al Gobierno del presidente Duque y a los Gobiernos anteriores que se pongan en función las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde el año 2010, que no han sido materializadas; que se ponga en marcha el cumplimiento de la sentencia judicial Auto 004, expedida en el 2009, para salvaguardar [sic] el etnocidio que se está presentando en Colombia. Y por el otro lado, el cumplimiento de toda la jurisprudencia que se ha hecho en Colombia para garantizar la integridad física, colectiva y cultural de los pueblos indígenas. Y sí, nos preocupa el accionar de grupos armados que todas las noches y los días transitan por las regiones en camionetas de alta gama, sin placas, y los grafitis donde escriben la presencia de grupos paramilitares en las regiones: las Águilas Negras, las Autodefensas gaitanistas, que son las que siempre vienen amenazando a través de panfletos a los diferentes líderes y lideresas en Colombia. O sea que, si hay panfletos, si no se investiga, si no se determina realmente quienes están detrás de esto se puede decir que el paramilitarismo todavía sigue operando en Colombia.
AMY GOODMAN: Senador Feliciano Valencia, Premio Nacional de Paz en el año 2004, veterano líder de la comunidad indígena nasa. Muchas gracias por estar aquí con nosotros, acaba de llegar a Bogotá para reincorporarse al Senado de Colombia. Soy Amy Goodman con Juan González. Gracias por acompañarnos.
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