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Mientras las comunidades de inmigrantes enfrentan las redadas que se están haciendo en todo Estados Unidos, conversamos con Rosa Sabido, una de las decenas de inmigrantes indocumentadas que viven en iglesias en todo el país. Rosa se refugió en mayo de 2017 en el salón de la hermandad de la Iglesia Metodista Unida de Mancos, Colorado, luego que las autoridades de Inmigración le dijeran que su último pedido de suspensión de deportación había sido denegado. Llegó por primera vez a Estados Unidos con una visa de visitante en el año 1987 para ver a su madre y su padrastro, ambos ciudadanos estadounidenses naturalizados. “Tenemos miedo. Estamos en guardia”, dice Sabido. “Estamos en constante estado de pánico y no sabemos qué ocurrirá en nuestras comunidades”.
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