El presidente Trump regresó a la Casa Blanca y en un gesto desafiante se quitó la mascarilla, a pesar de que aún recibe tratamiento por COVID-19. La activista por los derechos del trabajo doméstico Ai-jen Poo, afirma que esto pone en riesgo la salud del personal de servicio doméstico, en su mayoría personas mayores de color. “Son personas que se desempeñan en tareas esenciales, que lo atienden y cuidan a él y su familia, y él mostró un total y absoluto desprecio por su salud y su seguridad”, dice. Al menos tres personas del servicio de limpieza y una de otro servicio de la Casa Blanca resultaron infectadas recientemente, según el periódico The New York Times. En Estados Unidos, miles de personas que trabajan en servicio doméstico enfrentan graves problemas ante la falta de una nueva ley de estímulo por la pandemia y, mientras tanto, se han organizado para ayudarse mutuamente.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Ai-jen Poo, asesora de la organización Care in Action.