La jueza de derecha Amy Coney Barrett prestó juramento como la novena magistrada de la Corte Suprema de Estados Unidos, solo treinta días después de que el presidente Trump anunciara su nominación y ocho días antes de la elección del 3 de noviembre. En este contexto, hablamos con Alicia Garza, cofundadora del movimiento Black Lives Matter, para quien la confirmación apresurada de la jueza muestra que la Corte Suprema “no es un organismo neutral; está increíblemente politizado”. La confirmación de Barrett en reemplazo de la jueza Ruth Bader Ginsburg apenas seis semanas después de su muerte fija una mayoría conservadora de seis jueces, de un total de nueve, que podría mantenerse durante muchas décadas. Además, su nombramiento podría tener importantes consecuencias para los derechos reproductivos, los derechos civiles, la protección ambiental, la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio y la elección presidencial 2020. “Es preocupante que hayan confirmado a Amy Coney Barrett ayer, en particular porque no está nada calificada para el cargo, pero también por sus opiniones extremas sobre diversos temas que van desde la justicia reproductiva y los derechos reproductivos hasta los derechos civiles y el racismo”, dice Garza, directora de Black Futures Lab y cofundadora de Supermajority.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Alicia Garza.