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Las autoridades de salud pública de Estados Unidos se preparan para enfrentar el aumento de casos de COVID-19 que traería el feriado de Acción de Gracias, a fines de noviembre, sobre tasas de contagio ya récord. En este contexto, algunos gobernadores republicanos están dejando de resistirse a mascarillas, aunque continúa el rechazo republicano a otras medidas de seguridad indicadas para el cuidado de la salud pública. Esto sucede incluso cuando los casos de coronavirus en Texas están alcanzando niveles récord por segunda vez durante la pandemia. El condado de El Paso, un área ubicada en la frontera entre Estados Unidos y México cuya población es en un 80% latina, enfrenta uno de los peores brotes de COVID-19 en Estados Unidos y ahora ha tenido que disponer de 10 morgues móviles para guardar cadáveres. Para el traslado de los cuerpos se está empleando a personas presas a solo 2 dólares la hora, ya que la cantidad de contagios y muertes ha desbordado por completo a los hospitales locales.
Para ampliar esta información, vea nuestra conversación con el Dr. Emilio González-Ayala, destacado especialista en enfermedades pulmonares y cuidados intensivos en El Paso, que señala: “Estamos al máximo de nuestra capacidad. Ya no podemos continuar admitiendo pacientes que llegan al hospital en estado crítico”.