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Cuando falta menos de una semana para los caucus de Nevada, muchos precandidatos demócratas están tratando de seducir a los votantes de ese estado y dirigiendo sus ataques cada vez más contra el nuevo contendiente, el multimillonario Michael Bloomberg. Lo acusan de comprar su participación en las elecciones. En vísperas del Super martes 3 de marzo, fecha en que los votantes de catorce estados acudirán a las urnas, Bloomberg gastó en anuncios una suma sin precedentes, 417 millones de dólares de su propia fortuna de sesenta mil millones. Además, les pagó a influencers para que publicaran en Instagram memes y contenidos financiados. Asimismo, contrató a miles de operadores políticos para que trabajen en cada lugar e instaló más de 125 oficinas en todo el país. El periódico The Washington Post informó que durante años se iniciaron varios juicios por presunta discriminación hacia las mujeres en las empresas de información comercial de Bloomberg; en uno de ellos, una ex empleada acusó a Bloomberg de crear una cultura de acoso sexual y degradación. Pero una importante investigación publicada en The New York Times el domingo 16 de febrero, titulada “In Bloomberg, Liberals See a Wallet Too Big to Offend” (Los progresistas ven en Bloomberg una billetera demasiado abultada para ofender), detalla el modo en que Bloomberg creó una fundación para que sus posibles detractores se mantuvieran en silencio durante su apuesta presidencial, al hacer grandes donaciones a causas progresistas y grupos de activistas en decenas de estados y ciudades. Ese periódico estima que Bloomberg gastó al menos diez mil millones de dólares en actividades políticas y caritativas vinculadas a sus ambiciones políticas.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a Blake Zeff, un periodista y documentalista que escribe sobre la política de Nueva York y los mandatos de Bloomberg como alcalde.