El principal especialista en vacunas del Gobierno de Estados Unidos, el doctor Rick Bright, presentó una denuncia a modo de informante el martes ante la Oficina de Asesoría Especial y sostuvo que se vio obligado a abandonar su puesto de trabajo tras oponerse a la promoción realizada por el Gobierno de Donald Trump de tratamientos para la COVID-19 que no habían sido sometidos a pruebas clínicas. El doctor Rick Bright dirigió la Autoridad para la Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado, hasta que fue destituido abruptamente de su cargo el mes pasado y reasignado a los Institutos Nacionales de Salud. En una denuncia duramente crítica de 89 páginas, el doctor Bright afirma que fue presionado para autorizar tratamientos para la COVID-19 que no habían pasado por ensayos clínicos, como el fármaco antipalúdico hidroxicloroquina, que fue agresivamente promovido por Trump como una panacea contra la enfermedad, pese a la falta de evidencia sobre su eficacia y sus efectos secundarios graves, en ocasiones potencialmente mortales. El doctor Bright habló el martes con la prensa en una teleconferencia.
Rick Bright afirmó: “Una y otra vez fui presionado para ignorar o desestimar las recomendaciones de expertos y científicos y para otorgar, en cambio, contratos lucrativos basados en conexiones políticas. En otras palabras, fui presionado para dejar que la política y el favoritismo orientaran las decisiones, desestimando las opiniones de los mejores científicos que tenemos en el Gobierno”.
Asimismo, el doctor Bright sostiene que en enero exigió reiterada y urgentemente la toma de medidas para abordar la inminente pandemia —entre ellas solucionar la grave escasez de equipos de protección personal para médicos, como las mascarillas N95— pero fue ignorado.