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En las últimas semanas, agentes de policía de casi cien ciudades y pueblos de Estados Unidos han estado usando gases lacrimógenos contra manifestantes, provocando en muchos casos heridas graves. En este contexto, un nuevo informe de Amnistía Internacional revela que el uso de gases
lacrimógenos aumenta año tras año y alienta a la policía a cometer abusos derechos humanos contra manifestantes pacíficos a escala mundial. “En todas partes vemos que la policía usa muy rápidamente el gas lacrimógeno, que no es un producto seguro y puede provocar verdaderas lesiones”, dice Brian Castner, asesor general de Amnistía Internacional para la respuesta a las crisis sobre operaciones militares y armamentísticas.
Para conocer más sobre este este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Brian Castner.