La senadora Kamala Harris aceptó formalmente la nominación a la vicepresidencia en la fórmula del Partido Demócrata y, con ello, se convirtió en la primera mujer de color que participa en la fórmula presidencial de un partido mayoritario.
Transcripción
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Continuamos con la cobertura de la Convención Nacional Demócrata. Soy Amy Goodman, con Nermeen Shaikh.
La senadora Kamala Harris aceptó el miércoles por la noche la nominación demócrata para la vicepresidencia, convirtiéndose en la primera mujer de color en ser parte de la fórmula presidencial de uno de los principales partidos del país. Harris es hija de inmigrantes, de madre india y padre jamaiquino. A continuación presentamos un fragmento de su discurso de aceptación.
SEN. KAMALA HARRIS: Estoy aquí esta noche como testimonio de la dedicación de generaciones anteriores a la mía, de mujeres y hombres que creyeron firmemente en la promesa de igualdad, libertad y justicia para todos.
Esta semana se cumplen 100 años de la ratificación de la 19ª enmienda a la Constitución, así que honramos a las mujeres que lucharon por ese derecho. Sin embargo, a muchas de las mujeres negras que ayudaron a asegurar esa victoria, se les continuó prohibiendo votar hasta mucho tiempo después de su ratificación.
Pero no se dejaron desalentar. Sin ninguna fanfarria o reconocimiento, ellas se organizaron, testificaron, se congregaron, marcharon y lucharon, no solo por su derecho al voto, sino por tener voz en la toma de decisiones. Estas mujeres y las generaciones subsiguientes trabajaron para hacer que la democracia y las oportunidades fueran algo real para las vidas de todos los que llegamos después. Ellas allanaron el camino para el liderazgo innovador de Barack Obama y Hillary Clinton. Estas mujeres nos inspiraron a tomar la antorcha de su legado y luchar. Mujeres como Mary Church Terrell, Mary McLeod Bethune, Fannie Lou Hamer y Diane Nash, Constance Baker Motley y la gran Shirley Chisholm. Normalmente no nos enseñan sus historias, pero, como estadounidenses, todos nos apoyamos sobre sus hombros.
Hay otra mujer cuyo nombre no es conocido, cuya historia no se comparte, otra mujer en cuyos hombros me apoyo. Esa mujer es mi madre, Shyamala Gopalan Harris. Ella llegó aquí desde la India a los 19 años para cumplir su sueño de curar el cáncer. En la Universidad de California, en Berkeley, conoció a mi padre, Donald Harris, quien había llegado de Jamaica para estudiar economía. Ellos se enamoraron, de la manera más estadounidense, mientras marchaban juntos por la justicia durante el movimiento por los derechos civiles de la década de 1960. En las calles de Oakland y Berkeley, siendo muy pequeña, pude ver desde mi cochecito a la gente metiéndose en lo que el gran John Lewis llamó “buenos problemas”.
Mis padres se separaron cuando tenía 5 años y mi madre nos crio mayormente por su cuenta. Como tantas madres, ella trabajaba todo el día para lograrlo, empacaba nuestros almuerzos antes de que despertáramos y pagaba las cuentas después de que nos fuéramos a dormir, nos ayudaba con las tareas de la escuela en la mesa de la cocina y nos llevaba a la iglesia para el ensayo del coro. Ella hizo que esto pareciera fácil, aunque nunca lo fue.
Mi madre inculcó en mi hermana Maya y en mí los valores que trazarían el curso de nuestras vidas. Ella nos crio para ser mujeres fuertes y orgullosas de ser negras y al tiempo nos crio para conocer y sentirnos orgullosas de nuestra ascendencia india.
Ella nos enseñó a ser conscientes y compasivas en cuanto a las luchas de todas las personas, a creer en el servicio público como una causa noble y que la lucha por la justicia es una responsabilidad compartida. Eso me llevó a convertirme en abogada, fiscal de distrito, fiscal general, y senadora de los Estados Unidos. Y en cada paso del camino, me he guiado por las palabras que dije desde la primera vez que estuve ante una sala de audiencias: “Kamala Harris, para la gente.”
He luchado por los niños y sobrevivientes de agresión sexual. Luché contra las organizaciones criminales transnacionales. Confronté a uno de los bancos más grandes y ayudé a cerrar una de las universidades con fines de lucro más grandes. Reconozco un depredador cuando lo veo.
Mi madre me enseñó que el servicio a los demás le da propósito y significado a la vida. Y, ¡oh!, como quisiera que ella estuviera aquí esta noche, pero sé que ella está mirándome desde arriba. Sigo pensando en esa mujer india de 25 años, de un metro y medio de estatura, que me trajo al mundo en el Hospital Kaiser en Oakland, California. Es probable que ese día ella no se hubiera podido imaginar que yo estaría de pie ante ustedes ahora pronunciando estas palabras: Acepto su nominación para la vicepresidencia de los Estados Unidos de América.
AMY GOODMAN: Durante su discurso de aceptación en la Convención Nacional Demócrata, la senadora Kamala Harris habló de la crisis del coronavirus, nombrando al presidente Trump directamente.
SEN. KAMALA HARRIS: El liderazgo fallido de Donald Trump ha costado vidas y medios de subsistencia. Si eres un padre luchando con las clases en línea de tu hijo, o eres un maestro luchando al otro lado de esa pantalla, sabes que lo que estamos haciendo ahora mismo no está funcionando. Somos una nación que está en duelo, llorando la pérdida de tantas vidas, la pérdida de puestos de trabajo, la pérdida de oportunidades, la perdida de la normalidad y, sí, la pérdida de la certeza.
Y mientras este virus nos toca a todos, tenemos que ser sinceros: no es un enemigo que no discrimina. Las personas negras, latinas e indígenas están sufriendo y muriendo de manera desproporcionada. Y esto no es una coincidencia. Es el efecto del racismo estructural; de las inequidades en educación y tecnología, salud y vivienda, seguridad laboral y transporte; de las injusticias en el cuidado de la salud reproductiva y materna, en el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía y en nuestro sistema de justicia penal en general. Este virus no tiene ojos y sin embargo sabe exactamente como nos vemos unos a otros y la forma en que tratamos a los demás.
Seamos claros: no existe una vacuna contra el racismo. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo, por George Floyd, por Breonna Taylor, por las vidas de tantos otros, por nuestros hijos y por todos nosotros. Tenemos que trabajar para cumplir esa promesa de igualdad de justicia ante la ley, porque esta es la verdad: ninguno de nosotros es libre hasta que todos seamos libres.
Estamos en un punto de inflexión. El caos constante nos deja a la deriva. La incompetencia nos hace sentir temor. La insensibilidad nos hace sentir solos. Es demasiado.
Y esta es la cuestión: podemos ser mejores y nos merecemos mucho más. Debemos elegir un presidente que nos ofrezca algo diferente, algo mejor, y que haga el trabajo fundamental. Un presidente que nos una a todos —negros, blancos, latinos, asiáticos, indígenas— para lograr el futuro que queremos colectivamente. Debemos elegir a Joe Biden.
AMY GOODMAN: La senadora Kamala Harris, aceptando la nominación para la vicepresidencia de los Estados Unidos en la Convención Nacional Demócrata.
Traducido por Mariana Góngora y Gabriela Barzallo. Editado por Iván Hincapié.