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Analizamos los esfuerzos para que el asalto de una turba de supremacistas blancos al edificio del Congreso de Estados Unidos no quede impune, en momentos que se ha aprobado la medida histórica de un segundo juicio político contra el presidente Trump, esta vez por incitación a la violencia. En todo Estados Unidos se están realizando detenciones de personas que participaron en el ataque del 6 de enero, entre ellas agentes de policía en actividad. El FBI les advirtió a los jefes de policía de todo el país que estén en alerta máxima por posibles ataques terroristas de grupos de derecha locales de cara a la ceremonia de asunción de Joe Biden. Autoridades del Pentágono informaron que el número de soldados de la Guardia Nacional desplegados en la capital del país asciende a 20.000 —el doble de soldados estadounidenses en Irak y Afganistán juntos— en marcado contraste con lo ocurrido durante los disturbios de la semana pasada. “La aprobación del juicio político ayer es un colofón mediocre frente a la violencia y racismo constitutivos del gobierno de Trump y su estallido final”, dice Keeanga-Yamahtta Taylor, profesora asistente de estudios afroestadounidenses en la Universidad de Princeton y colaboradora de la revista The New Yorker. “El Gobierno en manos de Donald Trump se ha salido completamente de control”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Keeanga-Yamahtta Taylor.