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Analizamos en profundidad la creciente crisis humanitaria que se vive en el complejo carcelario más grande del mundo, ubicado en la isla Rikers, en la ciudad de Nueva York. Después de recorrerla, el defensor público de la ciudad, Jumaane Williams, describió esta cárcel como “un desastre”. En respuesta a la creciente presión pública, gran parte de las mujeres y personas transgénero alojadas en Rikers están siendo trasladadas a otras dos cárceles, una de ellas de máxima seguridad, aunque en su mayoría se trata de personas que todavía están esperando el juicio. “Es como poner una curita sobre una herida de bala”, dice Anisah Sabur, que estuvo detenida en Rikers y luego en una cárcel estatal. Actualmente, es una de las referentes de HALT Solitary Campaign que trabaja contra el confinamiento en solitario. Tanto fiscales como jueces “tienen las llaves de Rikers”, señala Jullian Harris-Calvin, directora del programa Greater Justice New York de la organización Vera Institute of Justice. Harris-Calvin afirma que hay que presionar a fiscales y jueces para que avancen con la reforma del sistema de fianza, y que en lugar de guiarse por conceptos erróneos sobre los aumentos en la tasa de delitos, adopten medidas para abordar adecuadamente la seguridad pública. “Los montos de las fianzas deben ser accesibles para la gente o, sencillamente, se la debe dejar en libertad sin fianza”, dice Harris-Calvin.
Para conocer más sobre esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Anisah Sabur, Jullian Harris-Calvin y Jumaane Williams.