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La situación humanitaria y económica se deteriora rápidamente en Afganistán donde, según estimaciones de la ONU, más de la mitad de la población padece hambre aguda. El país entró en crisis económica después de que Estados Unidos junto a otros países de Occidente decidieran interrumpir la asistencia financiera directa al Gobierno, ante la llegada de los talibanes al poder en agosto. Los líderes talibanes tampoco pueden acceder a los miles de millones de dólares de reservas que el país tiene depositados en bancos en el extranjero. “Los países de la OTAN abandonaron a cuarenta millones de civiles cuando se retiraron en agosto”, dice Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Personas Refugiadas, que estuvo hace poco en Afganistán y se reunió con refugiados en Irán, país al que unas 5.000 personas afganas huyen todos los días. “Me dijeron muy claramente: 'Creemos que moriremos de hambre y nos congelaremos en este duro invierno, a menos que haya una enorme operación de ayuda humanitaria'”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Jan Egeland.