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Analizamos el esfuerzo urgente que se realiza para garantizar que todos los países —ricos y pobres— tengan un acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19, así como los crecientes pedidos para que las grandes empresas farmacéuticas renuncien a sus derechos de patente. Por su parte, en India los casos de COVID-19 se disparan y el Gobierno de Modi suspende las exportaciones de vacunas a muchos de los países más pobres del mundo que dependen de la vacuna AstraZeneca que India produce. “Estas vacunas no son de la India”, dice Achal Prabhala, coordinador del proyecto AccessIBSA, que promueve el acceso equitativo a los medicamentos. “El número de dosis que se destinaron a un tercio de la humanidad–91 países pobres- es de 18 millones, apenas lo suficiente para vacunar a cerca del 1% de la población de los países que las reciban, algo que en algunos casos no ocurrió”, señala Prabhala. Leena Menghaney, abogada india que dirige la campaña de acceso a los medicamentos impulsada por Médicos Sin Fronteras en India, vincula la escasez de suministro con la decisión de la Universidad de Oxford de firmar un acuerdo exclusivo con Serum Institute de India para producir la vacuna, en lugar de contratar a varios fabricantes. “El monopolio va a tener un costo”, dice Menghaney.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Achal Prabhala y Leena Menghaney.