Lee Evans, un velocista afroestadounidense que ayudó a fundar el Proyecto Olímpico de Derechos Humanos y lideró varias protestas en reclamo de justicia racial en Estados Unidos, murió en Nigeria a los 74 años. Lee Evans ganó dos medallas de oro y estableció récords mundiales en los Juegos Olímpicos de Verano de 1968 que se desarrollaron en la Ciudad de México.
Sus victorias se produjeron pocos días después de que los atletas John Carlos y Tommie Smith levantaran sus puños haciendo el saludo del poder negro en protesta contra el racismo en Estados Unidos mientras sonaba el himno nacional estadounidense en una ceremonia de entrega de premios. Carlos y Smith fueron suspendidos del equipo olímpico estadounidense y luego serían expulsados de por vida de los Juegos Olímpicos por su protesta en apoyo de las vidas negras. Solo dos días después de eso, Lee Evans usó una boina negra y levantó el puño en una protesta similar, luego de ganar una medalla de oro en los 400 metros planos.
Harry Edwards, cofundador del Proyecto Olímpico de Derechos Humanos, expresó: “Lee Evans fue uno de los mejores atletas y defensores de la justicia social en una época que produjo una generación de atletas-activistas colaboradores, valientes y comprometidos”.