En Sudáfrica, más de setenta personas murieron y al menos tres mil fueron detenidas desde que estallaron las manifestaciones ante la efectivización de la condena a 15 meses de cárcel del ex presidente Jacob Zuma por negarse a declarar en una investigación por corrupción. En las manifestaciones, la gente también expresó su frustración por la pobreza y la desigualdad estructurales, en momentos que Sudáfrica lucha contra una ola devastadora de COVID-19. “En realidad esta fue una tormenta perfecta que se ha ido armando”, dice Sithembile Mbete, profesora titular de ciencias políticas en la Universidad de Pretoria de Johannesburgo. “Las protestas y los disturbios ya no son por el ex presidente Zuma sino por las condiciones socioeconómicas y el hambre que enfrenta el pueblo”.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Sithembile Mbete.