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El gobernador de Texas, Greg Abbott, dio positivo por coronavirus un día después de asistir a un evento republicano en Dallas en un lugar cerrado, donde la mayoría de las y los asistentes —incluido el propio gobernador— no llevaba mascarillas. Abbott, quien afirma no tener síntomas de COVID-19, había impuesto el mes pasado un veto estatal a la obligatoriedad de mascarillas y vacunas, aunque posteriormente una jueza bloqueó la prohibición al uso obligatorio de mascarillas. Abbott también ha tratado de culpar a los inmigrantes por la propagación de la COVID-19 en Texas y el mes pasado emitió una orden ejecutiva que ordenaba a los policías estatales que detuvieran cualquier vehículo sospechoso de transportar inmigrantes “que presentan un riesgo de portar COVID-19”. La retórica de Abbott busca “simplemente echar la culpa” de sus propias políticas a la gente migrante, dice Manoj Govindaiah, director de políticas y asuntos gubernamentales del Centro de Servicios Educativos y Legales para Refugiados e Inmigrantes RAICES, con sede en Texas. “Los funcionarios de salud pública están totalmente de acuerdo en que la gente migrante no representa un riesgo mayor de traer la COVID que cualquier otra persona”, dice Govindaiah.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Manoj Govindaiah.