El papa Francisco pidió el miércoles a los católicos de todo el mundo que se vacunen contra la COVID-19, en una aparente reprimenda a un cardenal estadounidense crítico de las vacunas que en agosto fue hospitalizado a causa de la enfermedad. El cardenal Raymond Leo Burke, que tiene más de setenta años, fue hospitalizado con síntomas graves de COVID-19 y tuvo que ser conectado a un respirador. Burke sobrevivió a la enfermedad, pero está sometido actualmente a un tratamiento intensivo de rehabilitación. Antes de su internación, el cardenal había dicho que las vacunaciones eran “totalitarias” y había repetido la teoría conspirativa de que las vacunas contra el coronavirus contienen microchips ocultos. Durante un vuelo de regreso a Roma, el papa Francisco dijo a los periodistas que rechaza las posiciones en contra de las vacunas y dijo que recibirlas es un “acto de amor”.
Papa Francisco: “[La crítica a las vacunas] es bastante extraña, porque la humanidad ha sido amiga de las vacunas a lo largo de la historia. Cuando éramos niños, nos vacunaron contra el sarampión, la poliomielitis. Todos fuimos vacunados y nadie protestó”.