El autoritario presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, se refirió a las protestas que tuvieron lugar la semana pasada como un intento de golpe de Estado. En este contexto, defendió haber convocado tropas rusas para reprimir los disturbios en su país. En un principio, las manifestaciones fueron provocadas por un aumento de precios de los combustibles. Sin embargo, luego se volvieron protestas más amplias contra el Gobierno. Más de 160 personas murieron en la represión, entre ellas una niña de 4 años, y miles fueron detenidas. “Es probable que las tropas rusas se retiren, pero Tokayev, si mantiene el poder […] probablemente quede de alguna manera en deuda con Putin y, entonces, Putin puede tener espacio para decidir o ayudar a decidir, ciertos movimientos en Kazajistán”, dice Nina Khrushcheva, profesora de asuntos internacionales en la universidad The New School.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que tuvimos con Nina Khrushcheva.