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Amy Goodman y Denis Moynihan
La democracia estadounidense está en crisis, ya que los republicanos partidarios de Trump y de la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos intentan restringir o incluso eliminar el principio básico del sistema democrático de “una persona, un voto”. El expresidente Donald Trump está impulsando el declive de la democracia al esparcir la “Gran Mentira” de que Joe Biden le ganó las elecciones presidenciales de 2020 de forma fraudulenta. Innumerables auditorías, más de 60 presentaciones judiciales y secretarios de Estado tanto demócratas como republicanos confirmaron que el presidente Biden derrotó a Trump por más de siete millones de votos.
Sin embargo, miembros en diversos puestos de poder dentro de la estructura del Partido Republicano —desde el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, hasta operadores políticos a nivel estatal y local— se han sumado también a las acusaciones infundadas de Trump. Cómplices de su Gran Mentira, estos republicanos están limitando la participación de votantes; promoviendo la manipulación partidista en la delimitación de los distritos electorales; y usando dinero de origen dudoso para asegurarse de obtener el poder y mantenerlo de manera indefinida, aun cuando el electorado del Partido Republicano se ha reducido.
En la actualidad hay dos proyectos de ley en el Senado de Estados Unidos que pretenden frenar este camino hacia el autoritarismo: la Ley de Libertad de Voto y la Ley del Derecho al Voto John R. Lewis. La Cámara de Representantes de Estados Unidos ya ha aprobado, estas legislaciones sobre los derechos electorales. Para la aprobación en el Senado, los senadores demócratas tendrán que superar primero el obstruccionismo republicano. La regla del obstruccionismo legislativo se ha utilizado durante mucho tiempo para bloquear leyes relacionadas con los derechos civiles en el Senado y ahora no es diferente.
Según las reglas parlamentarias, se necesita una mayoría de 60 votos de los 100 que tiene el Senado para derrotar una medida obstruccionista, una barrera actualmente infranqueable debido a la cantidad de senadores que integran el Bloque Republicano. Los demócratas podrían recurrir a una anulación parcial o “exención” especial de la regla del obstruccionismo, que permitiría que los demócratas puedan aprobar estas legislaciones electorales por mayoría simple. Para ello se necesitaría el voto a favor de los 50 miembros del bloque demócrata del Senado y el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris Sin embargo, tanto el senador Joe Manchin, de Virginia Occidental como la senadora Kyrsten Sinema, de Arizona —ambos miembros del sector conversador del Partido Demócrata— han anticipado que se opondrán a esa maniobra parlamentaria para eludir el obstruccionismo.
En un importante discurso que pronunció el miércoles pasado en la ciudad de Atlanta, el presidente Biden abogó por la anulación temporal del obstruccionismo para promover estos proyectos de ley que protegen el derecho al voto: “¿Quieren estar del lado del Dr. [Martin Luther] King o de George Wallace? ¿Quieren estar del lado de John Lewis o de Bull Connor? ¿Quieren estar del lado de Abraham Lincoln o de Jefferson Davis?”.
Bull Connor era un cruel supremacista blanco que se desempeñó como comisionado de seguridad pública de la ciudad de Birmingham, en el estado de Alabama, durante la mayor parte de la era de la lucha por los derechos civiles. La referencia de Biden a Bull Connor evoca un artículo que Martin Luther King escribió en la revista The Nation en marzo de 1964, cuando los activistas presionaban por la aprobación de la Ley de Derechos Civiles. En el artículo, Luther King escribió:
“Como estaba previsto, el proyecto de ley sobrevivió de manera intacta en la Cámara de Representantes. Ahora pasó al Senado, donde se avecina una confrontación legislativa que recuerda a la lucha en Birmingham. Bull Connor se convirtió en un peso demasiado pesado para la conciencia de Birmingham. Hay hombres en el Senado que planean perpetuar las injusticias que Bull Connor defendió de manera tan vil. Las armas [de Connor] eran la manguera de alta presión, la porra y los perros rabiosos; el arma de [los senadores] es el obstruccionismo. Si Estados Unidos está tan harto de ellos como lo estaba de Bull Connor, saldremos victoriosos”.
El ensayo de Martin Luther King salió a la luz cuatro meses después del asesinato del presidente Kennedy y nueve meses antes de que King recibiera el Premio Nobel de la Paz.
“A 101 años de la [Proclamación de] Emancipación, no hacemos más que pedirles a los senadores que enfrenten el desafío del obstruccionismo en memoria de los héroes de Birmingham”, continuó King en ese artículo, invocando la poderosa memoria de las cuatro niñas afroestadounidenses que el 15 de septiembre de 1963 murieron a causa del ataque con bomba de índole racista contra la Iglesia Bautista de la Calle 16 de Birmingham, así como también el recuerdo de dos jóvenes más que fueron asesinados durante las protestas y disturbios que se sucedieron inmediatamente. King continuó: “El tributo más apropiado para las niñas de Birmingham sería que el Senado, por primera vez en la historia, derrote al obstruccionismo y vote en defensa de los derechos civiles. Las niñas muertas no resucitarán, pero los niños de hoy podrán tener un futuro. Los asesinos que aún andan por las calles seguirán impunes, pero al menos serán derrotados”.
En esa ocasión, la estrategia obstruccionista finalmente fracasó y la Ley de Derechos Civiles se convirtió en ley, seguida por la formidable Ley de Derecho al Voto de 1965, o VRA, por sus siglas en inglés. La Ley de Derecho al Voto revolucionó la participación política de los afroestadounidenses en Estados Unidos, especialmente en el sur, y la derecha nunca dejó de atacarla. Dos fallos recientes de la Corte Suprema de Estados Unidos —el del “caso del condado de Shelby contra Holder” en 2013 y el del “caso Brnovich contra el Comité Nacional Demócrata” en 2021— socavaron piezas claves de la Ley de Derecho al Voto y desencadenaron una avalancha de maniobras de manipulación de los distritos electorales y de leyes diseñadas para reducir la participación electoral. Ello provocó que millones de votantes de centros urbanos de mayoría demócrata y de comunidades de color fueran privados de su derecho al voto.
Cliff Albright —activista del estado de Georgia y cofundador de Black Voters Matter, una organización que defiende los derechos electorales de la comunidad afroestadounidense— habló el viernes con Democracy Now! desde la ciudad de Atlanta: “Frederick Douglass nos dijo hace mucho tiempo: 'El poder no concede nada si no se le exige'”. En el que sería el cumpleaños número 93 de Martin Luther King, es hora de exigir que el Senado de Estados Unidos anule la regla racista del obstruccionismo y apruebe legislaciones significativas que protejan los derechos electorales de los estadounidenses.
© 2022 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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