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En medio del aumento de los casos de ómicron, Estados Unidos enfrenta una escasez de pruebas rápidas de detección de COVID-19. Existen numerosos kits de detección rápida, de bajo costo y de uso personal listos para ser distribuidos, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (FDA) no los aprobó. En marzo de 2020, la científica formada en Harvard Irene Bosch solicitó a ese organismo la aprobación de emergencia de una prueba de detección rápida presentando incluso una fábrica que estaba lista para producirla.. Bosch explica que el rechazo de la FDA se basó en estándares poco claros que el propio organismo estableció al principio de la pandemia, y sostiene que si se hubiesen aprobado pruebas como la de ella, se podrían haber salvado vidas.
Para conocer más sobre este tema, vea (en inglés) la conversación que mantuvimos con Irene Bosch.