Esta semana se está realizando en Washington DC una cumbre de tres días entre el Gobierno de Estados Unidos y autoridades de 49 países africanos. La Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África fue organizada por el Gobierno de Biden en el marco de los esfuerzos estadounidenses por contrarrestar la creciente influencia de China y Rusia en el continente africano. El lunes 12 de diciembre el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anunció una propuesta de apoyo económico, en salud y seguridad por un monto de 55 mil millones de dólares que serían distribuídos a lo largo de los próximos tres años. También se espera que el presidente Biden exprese su apoyo a la integración de la Unión Africana al G20 y su compromiso a ejercer presión para que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas incluya a un miembro permanente de África. Esta cumbre se celebra en un contexto de emergencia climática e inestabilidad política en diferentes zonas del continente africano. Además, en los últimos dos años se han producido golpes de Estado en Malí, Sudán, Burkina Faso y Guinea. Lina Benabdallah, profesora asistente de Ciencias Políticas en la Universidad Wake Forest, afirma que “claramente, la presencia de China se vislumbra en el trasfondo” de la cumbre. Por su parte, la antropóloga Samar Al-Bulushi de la Universidad de California en Irvine, señala que la cumbre de Biden se está realizando “en un momento en que la importancia geoestratégica de África está en aumento y la influencia de Estados Unidos en el continente está en declive”.
Para ampliar esta información, vea (en inglés) nuestra conversación con Lina Benabdallah y Samar Al-Bulushi.